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George Gallup |
Ariel Mayo (ISP Dr. Joaquín V. González / UNSAM)
El sondeo (más conocido como encuesta) constituye el instrumento de recolección de datos más conocido en el ámbito de las ciencias sociales. Utilizado para casi cualquier cosa, amado y odiado por los políticos, los periodistas y el público en general, resulta tan discutido como desconocido en su funcionamiento. Para contribuir a mitigar ese desconocimiento vaya este conjunto de apuntes cuya base es un artículo de la socióloga argentina Nélida Archenti (Buenos Aires, 1944).
Referencia para bibliófilos:
Archenti, N. (2007). “El sondeo”. EN: Marradi, A. (2007). Metodología de las ciencias sociales. Buenos Aires: Emecé. (pp. 71-85).
En el principio eran… algunas definiciones
Ante todo, hay que decir que el sondeo (también conocido popularmente como encuesta) corresponde a la etapa de recolección de datos de la investigación (esto, por supuesto, en las investigaciones que requieren datos que no sean de tipo bibliográfico o que no puedan recabarse de fuentes secundarias).
Sondeo= Método científico de recolección de datos, a través de la utilización de cuestionarios estandarizados, administrados por entrevistadores entrenados o distribuidos para su autoadministración a una muestra.
Sirve para relevar propiedades referidas a muchos individuos. Más específicamente, se emplea para recolectar datos sobre intenciones de votos en grandes poblaciones, pautas de consumo, hábitos y prejuicios predominantes,
Sus ámbitos de aplicación son: la investigación académica, los estudios de opinión pública sobre temas políticos y económicos, las investigaciones de mercado.
Una breve excursión por la epistemología…
El sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002) plantea que las encuestas se basan en tres supuestos:
1°- Todos los individuos tienen una opinión.
2°- Todos los individuos se cuestionan sobre los temas que se les pregunta.
3°- Todas las opiniones tienen la misma incidencia social.
Los dos primeros supuestos hacen alusión a la situación de encuesta que, no hay que olvidar, es un tipo de relación social entablada entre el encuestador y el encuestado. Así, el encuestado se siente obligado a contestar para no quedar como un ignorante en la cuestión sobre la que le pregunta el encuestador. Esto genera un problema referido a la veracidad de las respuestas (incertidumbre respecto a si las respuestas reflejan la opinión del encuestado o si son simplemente un recurso de este para evitar hacer notar su desconocimiento del tema). El procedimiento empleado por los investigadores para minimizar esta cuestión consiste en remarcar el carácter anónimo de la encuesta y la confidencialidad de la información proporcionada.
El tercer supuesto se apoya en las investigaciones sobre grandes poblaciones, donde cada individuo es considerado equivalente a los demás y, en consecuencia, unos son sustituibles por otros. Esto es lo que permite utilizar instrumentos estadísticos para el análisis de los datos obtenidos. Una consecuencia de este supuesto es que se pierde información referida a cada individuo en particular.
Los sondeos tienen algunas limitaciones, que se presentan en las distintas etapas de la realización del sondeo: a) las referidas al cuestionario mismo, esto es, a la validez de los indicadores y la confiabilidad de las preguntas utilizadas; b) las referidas al trabajo de campo, es decir, a la aplicación de los formularios a los encuestados (por ejemplo: escaso entrenamiento de los encuestadores, bajo nivel de respuesta de los encuestados, etc.)
Tenés 5 minutos… es para una encuesta
Existen múltiples maneras de aplicar el cuestionario a los encuestados. Se denomina abordaje a la técnica que se utiliza para llegar a los sujetos que constituyen el target del estudio.
Las encuestas se pueden clasificar en: 1) con participación del encuestador, cuyo exponente principal es la encuesta cara a cara o presencial (domiciliarias y coincidentales), y que incluyen también las telefónicas (hoy rápidamente en desuso); 2) sin participación del encuestador, como es el caso de las realizadas por internet, correo electrónico, telefónica automatizada).
Encuestas cara a cara
Son aquellas en las que el encuestador lee las preguntas al encuestado y anota sus respuestas. En las realizadas en la vía pública (método coincidental) es importante que el cuestionario sea breve, para evitar el fastidio y la dispersión de la atención del encuestado. En las efectuadas en el domicilio del encuestado, se pueden emplear cuestionarios más extensos, dado que la encuesta se realiza en condiciones confortables para la persona entrevistada.
Encuestas autoadministradas (sin encuestador)
Son encuestas en las que no participan encuestadores, sino que se provee el cuestionario al encuestado para que él complete los datos que se le solicitan.
El procedimiento es sencillo. Primero, se selecciona una muestra potencial de la población a estudiar. Luego, se invita a participar a los integrantes de la muestra (a través de internet, empresa u organismo al que pertenezcan los entrevistados, etc.).
La principal dificultad de las encuestas autoadministradas es la tasa de respuesta, dado que ésta puede ser baja.
Estudios longitudinales (o encuesta de panel)
Se trata de un estudio diacrónico. Su particularidad consiste en que el cuestionario se aplica a una misma muestra a lo largo del tiempo. Resulta útil para comprobar modificaciones en las opiniones y actitudes como efecto de la incidencia de un estímulo o factor determinado. Su principal defecto es la pérdida de elementos de la muestra (por mortalidad, traslado a otra región o país, etc.).
El discreto encanto de preguntar…
El cuestionario es el núcleo de la encuesta; en rigor, es el instrumento de recolección de datos utilizado en ella.
El cuestionario no es un mero revoleo de preguntas, confeccionado a las apuradas para sacarse de encima la tarea y poder pasar enseguida al trabajo de campo. Un mal cuestionario equivale a una mala encuesta, que incluso es peor que una encuesta no realizada.
El cuestionario posee una lógica propia y constituye, en verdad, un arte que garantiza la confiabilidad de las respuestas y, por último pero no menos importante, que ellas brinden la información requerida por la investigación.
Algunos elementos a tener en cuenta al momento de redactar el cuestionario: a) las primeras preguntas deben ser sencillas y no remitir a cuestiones conflictivas, con el propósito de generar confianza; b) los temas que exigen mayor compromiso o apunten a los núcleos de mayor intimidad tienen que estar ubicados en el centro del cuestionario; c) las últimas preguntas deben ser fáciles y dar lugar a una despedida cordial, así el encuestado queda predispuesto a participar de nuevos sondeos; d) la cantidad de preguntas no debe ser excesiva, para no prolongar la duración de la encuesta (pues ello deriva en fastidio del encuestado y en el consiguiente deterioro de la información proporcionado).
Aquí hay que retomar la definición del sondeo y entender que la encuesta utiliza un cuestionario estandarizado. Esto significa, entre otras cosas, que las preguntas tienen que ser las mismas para todos los encuestados y formuladas en el mismo orden. En este sentido, es conveniente dividir el cuestionario en bloques temáticos, para asegurarse de no dejar afuera ninguna de las cuestiones indagadas.
Desde el punto de vista de su estructuración, los cuestionarios se dividen en: estructurados, en los que predominan las preguntas cerradas (un menú cerrado de respuestas precodificada); semiestructurados, semejantes a los anteriores, pero que incluyen preguntas abiertas, en las que el encuestado tiene libertad para formular la respuesta con sus propias palabras; no estructurados, en los que la mayoría de las preguntas son abiertas (más que en la encuesta, este tipo de cuestionario corresponde a la entrevista en profundidad).
Las preguntas cerradas presentan opciones de respuesta preestablecidas por el investigador. Se clasifican en a) dicotómicas, en las que las respuestas posibles son dos (si/no; de acuerdo/en desacuerdo). Sirven para dividir a la muestra en dos grupos en oposición, relativos a una temática; y b) de alternativa múltiple, en las que la pregunta presenta más de dos alternativas de respuesta entre las que el encuestado elegirá una (en este caso se dice que se trata de una pregunta de respuesta múltiple).
Balvanera, martes 3 de junio de 2025
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