“¿Soy yo el rey de Ángela, yo, que un día declaré
caducos
los poderes de los reyes, cualquiera fuese su
identidad y origen,
sobre las mujeres y hombres, animales, tierras,
aguas, cielos, bosques
y montañas de esta parte de América?”
Andrés Rivera (1928-2016), escritor argentino.
Bienvenidas y bienvenidos a la cuarta clase del
curso.
Sigo regularizando el envío de los materiales.
Como dije la vez pasada, les agradezco mucho la paciencia. Por otra parte, y
esto será repetido por mí una y otra vez mientras perdure esta situación
extraordinaria, son bien recibidas todas las consultas, quejas, sugerencias,
etc., que ustedes formulen.
En el encuentro de hoy continuaremos la
presentación de los rasgos fundamentales del modelo reproductivista en Sociología de la Educación. Para ello
trabajaremos con un artículo de Emile Durkheim (1858-1917), “Pedagogía y
sociología”. [1]
Sin más vueltas, comencemos.
Durkheim mostró siempre un gran
interés por los temas de la educación.
No es este el lugar para desarrollar el papel que jugaba aquellos en su teoría
sociológica, ni tampoco para reseñar su contribución al desarrollo de la Sociología de la Educación. [2] Basta
con decir que la educación era fundamental en el proyecto teórico-político de
Durkheim, pues concebía a ésta como un vehículo fundamental para inculcar los
valores y las normas de la sociedad a las jóvenes generaciones. En otras
palabras, mediante la educación podían crearse las condiciones necesarias para
la estabilidad y el desarrollo de la sociedad
capitalista.
En este texto hay dos cuestiones
centrales. Por un lado, la concepción del carácter social de la educación, eje
del pensamiento durkheimiano. Por otro lado, la delimitación del campo
específico de la Sociología de la Educación respecto a otras disciplinas, como
la Pedagogía y la Psicología.
Durkheim comienza discutiendo la
concepción de la Pedagogía acerca de la educación:
“Hasta estos últimos años (…) los pedagogos modernos estaban casi
unánimemente de acuerdo para ver en la educación una cosa eminentemente
individual y para hacer, por consiguiente, de la pedagogía un corolario
inmediato y directo puramente de la psicología. Tanto para Kant como para Mill,
para Herbart como para Spencer, la educación tendría ante todo por objeto el
realizar en cada individuo, pero llevándolos hasta su mayor grado de perfección
posible, los atributos constitutivos de la especie humana en general. Se
planteaba como una verdad de evidencia que existe una educación, y tan sólo una
que, con exclusión de cualquier otra, conviene indiferentemente a todos los
hombres sean cuales sean los condicionamientos históricos y sociales de los que
dependen éstos, y es este ideal abstracto y único que los teorizantes de la
educación se proponían determinar. Se admitía que hay una naturaleza
humana, cuyas formas y propiedades son determinables de una vez para siempre, y
el problema pedagógico consistía en investigar de qué forma la acción
educacional debe ejercerse sobre la naturaleza humana definida de esta suerte.”
(p. 97).
La crítica durkheimiana constituye un
caso particular de la discusión del IM emprendida por Durkheim en Las
reglas del método sociológico (1895),
obra en la que pretendía sentar las bases de una sociología científica.
En su opinión, el error central de la pedagogía tradicional radicaba en su
individualismo esencialista, basada en la creencia en la existencia de una NH ahistórica
e inmutable.
Durkheim resume así el individualismo
de esta pedagogía:
“El educador no tendría (…) nada de esencial que añadir a la obra de la
naturaleza. No crearía nada nuevo. Su papel se limitaría a impedir que esas
virtualidades existentes se atrofien debido a la inacción, o se desvíen de sus
cauces normales, o se desarrollen con demasiada lentitud. Partiendo de esta
base, los condicionamientos de tiempo y de lugar, el estado en que se encuentra
el medio social pierden todo interés para la pedagogía. (…) Lo que realmente
importa es su naturaleza. Y la ciencia que tiene por objeto describir y
explicar el hombre individual es, precisamente, la psicología.” (p. 98).
Si se acepta la tesis de que la
educación es un asunto individual, la pedagogía debe apoyarse en la psicología,
pues ésta última es la que se encuentra en condiciones de establecer en qué
consiste la NH. Vista con atención, la pedagogía sigue el mismo esquema que la economía clásica, que funda su
explicación de los mecanismos del mercado en las tendencias inherentes a la NH (por
ejemplo, el egoísmo como factor que promueve la competencia).
La fundación de la Sociología de la
Educación requiere, por tanto, la refutación del esquema individualista
enunciado en los párrafos precedentes. Durkheim lleva adelante esta tarea
afirmando el carácter social de la educación.
Ante todo, sostiene que,
“No tan sólo es la sociedad la que ha elevado el tipo humano al rango de
modelo que el educador debe esforzarse en reproducir, sino que también es ella
la que lo modela y lo modela según sus necesidades. Pues, es un error pensar
que esté incluido por entero en la constitución natural del hombre, que tan
sólo baste descubrirlo en ésta a través de una observación metódica (…). El
hombre que la educación debe plasmar dentro de nosotros, no es el hombre tal
como la naturaleza lo ha creado, sino como la sociedad quiere que sea; y lo
quiere tal como lo requiere su economía interna.” (p. 104).
Al revés
de lo que piensan los individualistas metodológicos, la educación responde a
las necesidades de la sociedad y no a una supuesta esencia humana inmutable y
válida para todos los tiempos.
“En resumidas cuentas, muy lejos de que la educación tenga por objetivo
único o principal al individuo y sus intereses, ante todo es el medio a través
del cual la sociedad renueva de continuo los condicionamientos de su propia
existencia.” (p. 106).
Luego de ajustar cuentas con el
enfoque individualista, pasa a formular su concepción del carácter social de la
educación. Según la misma, la educación tiene dos finalidades principales. Por
un lado, tiene que respetar la división del trabajo existente, formando los
especialistas necesarios para cubrir los puestos de dicha división:
“Es la sociedad la que, para poder subsistir, necesita que el trabajo se
reparta entre sus miembros y se reparta entre ellos de tal forma y no de tal
otra. Éste es el motivo por el cual la sociedad se preocupa de preparar, a
través de la educación, los trabajadores especializados de quienes
está necesitada. Por consiguiente, es para ella y también es por
ella que la educación se ha ido diversificando de esta guisa.” (p. 100).
Por otra parte, la educación tiene
que cumplir la función de inculcar en las nuevas generaciones las ideas
compartidas por los miembros de la sociedad (en términos marxistas, la ideología dominante en esa sociedad):
“La sociedad no puede vivir más que si existe entre sus miembros una
homogeneidad suficiente. La educación perpetúa y refuerza dicha homogeneidad
inculcando por adelantado en la mente del niño las similitudes esenciales que
supone la vida colectiva.” (p. 106).
En síntesis, la educación combina la
formación especializada, necesaria para reproducir los saberes y habilidades
requeridos por la producción capitalista, con la inculcación de una ideología
común a todos los miembros de la sociedad. La educación es, por tanto, una y
múltiple:
“De no existir una cierta diversidad, toda cooperación resultaría
imposible. La educación asegura la persistencia de esa diversidad necesaria
diversificándose ella misma y especializándose. Consiste, pues, bajo uno u otro
de esos aspectos, en una socialización metódica de la joven generación. (…) [El
ser social constituye el conjunto] un sistema de ideas, de sentimientos, de
costumbres, que expresan en nosotros, no nuestra personalidad, sino el grupo o
los grupos diferentes a los que pertenecemos; tales son las creencias
religiosas, las creencias y las prácticas morales, las tradiciones nacionales o
profesionales, las opiniones colectivas de todo tipo. (…) Crear ese ser
[social] en cada uno de nosotros, ésta es la meta de la educación.” (p. 106).
El ser social es, por supuesto, la
encarnación de la ideología de la clase dominante en la sociedad, aunque
Durkheim estaría en desacuerdo con esta afirmación. No obstante, la concepción
de la educación como una y múltiple permite aclarar la cuestión del papel de la
educación en la reproducción social y obliga a pensar mejor las cosas a los partidarios
de la educación “transformadora” en todas sus variantes.
A partir de la dilucidación del papel
social de la educación, Durkheim pasa al tema de la determinación del campo específico
de la sociología de la educación, demarcándolo de la pedagogía.
Aquí establece una distinción
respecto a la determinación de los fines y la elección de los medios de la
educación. En el primer caso, “el papel de la sociología resulta preponderante”
(p. 111). En el segundo caso, reconoce que la psicología “recobra sus
derechos”:
“Si bien el ideal pedagógico expresa ante todo necesidades sociales, no
puede realizarse más que en y por individuos. Para que sea algo más que una
simple concepción del espíritu, una vana orden expresa de la sociedad a sus
miembros, se debe encontrar la fórmula de ajustar a éste la conciencia del
niño. Ahora bien, la conciencia tiene sus leyes propias que se deben conocer
para poderla modificar, cuando menos si se quiere uno ahorrar los tanteos
empíricos que la pedagogía tiene precisamente por objeto reducir al mínimo. (…)
es a la psicología y, más especialmente, a la psicología infantil a la que
compete resolver estas cuestiones.” (p. 112).
De modo que en la cuestión de los
medios, la pedagogía tiene que apoyarse en la psicología. No obstante esto,
Durkheim sostiene que la sociología puede contribuir también en este tema:
“Ante todo, dado que los fines de la educación son sociales, los medios
a través de los cuales dichos fines pueden ser logrados deben tener,
necesariamente, el mismo carácter. Y, en efecto, entre todas las instituciones
pedagógicas quizás no exista ni una sola que no sea análoga a una institución
social de la que reproduce, de forma reproducida y extractada, las
características principales.” (p. 113).
En síntesis, Durkheim afirma que la
sociología tiene un papel central en el ámbito de la reflexión sobre la
educación, al definir los fines de ésta y participar en la elaboración de los
medios para educar. La pedagogía no puede hacer estas tares por sí misma y
tiene que ceñirse, en lo que hace a los fines, a los postulados de la
sociología. En lo que hace a los medios, la pedagogía tiene que apoyarse tanto
en psicología como en la sociología.
En la próxima clase trabajaremos con otro texto de
Durkheim, el artículo “Pedagogía” (1911). [3] Con él cerraremos la presentación
de la sociología durkheimiana de la educación.
Villa
del Parque, miércoles 3 de junio de 2020
ABREVIATURAS:
IM = Individualismo metodológico / NH = Naturaleza humana
NOTAS:
[1]
Durkheim, E. [1903]. (1996). “Pedagogía
y sociología”. EN: Durkheim, E. (1996). Educación y Sociología.
Barcelona: Península. (pp. 95-116). El texto consiste en la lección inaugural pronunciada por
Durkheim cuando tomó posesión de su cátedra en la Sorbona, en 1902. Fue
publicada en la “Revista de Metafísica y Moral”, número de enero de 1903.
Agrego que todas las citas realizadas en la clase corresponden a esta edición.
[2] Algo dijimos al
respecto en la clase N° 2 del presente curso.
[3] Durkheim, E.
[1911]. (1996). Incluido en: Durkheim, Emile. (1996). Educación y pedagogía. Barcelona:
Península. (pp. 73-94).
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