El presente artículo tiene por objetivo presentar el prefacio la Introducción a la 1º edición de La división del trabajo social (1893), de Emile Durkheim (1858-1917). (1)
El tema central es el papel de la división del trabajo (DT a partir de aquí) en la sociedad.
Curiosamente (o no tanto), el sociólogo francés omite toda referencia a Marx en la Introducción. Pero fue Marx quien destacó los aspectos políticos de la DT, así como también la cosificación de las relaciones sociales. (2) Durkheim quita carácter político a la DT, al convertirla en un fenómeno común a la sociedad y a la biología. La DT pasa a ser así una característica de los organismos complejos, sean estos seres vivos o grupos humanos. Así, por ejemplo, la división entre el trabajo manual y el trabajo intelectual es concebida como una necesidad del organismo y no como el resultado de las luchas que se dieron al interior de la comunidad. El uso de la metáfora del organismo biológico para describir a la sociedad cobra así nuevo sentido.
Durkheim dedica el comienzo de la Introducción a precisar los alcances de la DT. Empieza por la economía y va registrando la ampliación de su campo de aplicación. La DT termina por abarcar todas las actividades humanas.
Durkheim toma nota del hecho de que la teoría social comenzó a estudiar la DT recién a finales del siglo XVIII (con Adam Smith). La DT es notoria en la industria moderna, pero también en la agricultura (p. 123-124). Pero su alcance va mucho más allá de la economía:
“Se puede observar su creciente influencia en las regiones más diferentes de la sociedad. Las funciones políticas, administrativas, judiciales se especializan cada vez más. Ocurre lo mismo con las funciones artísticas y científicas.” (p. 124).
La ciencia constituye un buen ejemplo del grado de extensión de la DT: “No sólo el sabio no cultiva ya simultáneamente ciencias diferentes, sino que ni siquiera abarca el conjunto de una ciencia. El círculo de sus investigaciones se restringe a un orden determinado de problemas e incluso a un problema único.” (p. 124)
El punto decisivo de la Introducción se encuentra en la afirmación de que la DT social constituye un caso particular de un fenómeno que abarca al conjunto del mundo biológico.
“No es sólo una institución ⦗la DT⦘ que tiene su fuente en la inteligencia y en la voluntad de los hombres, sino un fenómeno de biología general, cuyas condiciones parece necesario ir a buscar en las propiedades esenciales de la materia organizada. La división del trabajo social no se presenta más que como una forma particular de este processus general, y las sociedades, conformándose a esta ley, parecen ceder a una corriente que ha nacido mucho antes que ellas y que arrastra en el mismo sentido a todo el mundo viviente.” (p. 125).
Ahora bien, el salto del mundo social al biológico no está justificado adecuadamente. Mejor dicho, Durkheim lo justifica recurriendo a “las especulaciones recientes de la filosofía biológica”. (p. 125). (3) Es precisamente este salto el que permite omitir la política y concentrarse en la necesidad biológica.
A partir del reconocimiento de que la DT es un fenómeno común al mundo social y al mundo biológico, Durkheim se pregunta qué actitud debemos adoptar frente a ella: “¿Debemos tratar de convertirnos en un ser acabado y completo, un todo que se baste a sí mismo, o bien, por el contrario, no ser más que la parte de un todo, el órgano de un organismo?” (p. 125).
A pesar que muchas veces primó la búsqueda de un ser humano integral, cuyos saberes y habilidades abarcaran el conjunto de la experiencia humana, en la actualidad se impone la corriente que busca “la perfección en el hombre competente, que no busca ser completo, sino producir, que tiene una tarea delimitada y que se consagra a ella, que hace su servicio, que traza su camino.” (p. 126).
Expresado de un modo todavía más claro: “El ideal moral, que era uno, simple e impersonal, va diversificándose cada vez más. Ya no pensamos que el deber exclusivo del hombre sea realizar en sí mismo las cualidades del hombre en general, sino que creemos que debe tener las que corresponden a su empleo.” (p. 126).
Durkheim apunta que muchas personas ven con recelo la DT, y que la extensión de ésta se ve contradecida por una corriente contraria, que procura que todos los seres humanos deseen realizar el mismo ideal. La presencia de esta corriente refleja el carácter de la vida moral, en la que se cruzan tendencias contradictorias que se limitan y equilibran mutuamente. (p. 127).
La lucha de tendencias antagónicas en la vida moral sólo puede ser analizada recurriendo al método científico. Durkheim lo esboza así: “La única manera de llegar a apreciar objetivamente la división del trabajo es estudiarla primero en sí misma de manera completamente especulativa, averiguar para qué sirve y de qué depende, en una palabra, formarnos de ella una noción tan adecuada como nos sea posible. Hecho esto, estaremos en condiciones de compararla con los otros fenómenos morales y de ver qué vínculos mantiene con ellos. Si descubrimos que juega un rol similar a alguna otra práctica cuyo carácter moral y normal es indiscutido, que si en ciertos casos no cumple este rol es como consecuencia de desviaciones anormales y que las causas que la determinan son también las condiciones determinantes de otras reglas morales, podemos concluir que debe ser clasificada entre estas últimas.” (p. 128).
Durkheim aplica aquí el principio metodológico enunciado en Las reglas del método sociológico (1895): “Para saber qué es objetivamente la división del trabajo no basta con desarrollar el contenido de la idea que nos hacemos de ella, sino que es necesario tratarla como un hecho objetivo, observarla, compararla” (p. 129). De este modo, procura dejar de lado el método de los moralistas, quienes partían de su propia idea acerca de la organización de la sociedad, y en base a ella (a esta idea) ordenaban los hechos sociales.
Villa del Parque, domingo 18 de septiembre de 2016
NOTAS:
(1) Utilizo la traducción española de Rocío Annunziata: Durkheim, Emile. (2010). [1° edición: 1893]. La división del trabajo social. Buenos Aires: Gorla. (pp.123-129).
(2) Marx desarrolló su concepción de la DT en La ideología alemana (1845-1846). El argumento es el siguiente: “toda la estructura interna de cada nación depende del grado de desarrollo de su producción y de su intercambio interior y exterior. Hasta dónde se han desarrollado las fuerzas productivas de una nación lo indica del modo más palpable el grado hasta el cual se ha desarrollado en ella la división del trabajo. (...) Las diferentes fases de desarrollo de la división del trabajo son otras tantas formas distintas de la propiedad; o, dicho en otros términos, cada etapa de la división del trabajo determina también las relaciones de los individuos entre sí, en lo tocante al material, el instrumento y el producto del trabajo.” (Marx, Karl y Engels, Friedrich, La ideología alemana, Buenos Aires, Ediciones Pueblos Unidos, 1985, p. 20-21). “Con la división del trabajo, que lleva implícitas todas estas contradicciones y que descansa , a su vez, sobre la división natural del trabajo en el seno de la familia y en la división de la sociedad en diversas familias contrapuestas, se da, al mismo tiempo, la distribución y, concretamente, la distribución desigual, tanto cuantitativa como cualitativamente, del trabajo y de sus productos; es decir, la propiedad, cuyo primer germen, cuya forma inicial se contiene ya en la familia, donde la mujer y los hijos son los esclavos del marido.” (Op. cit., p. 33). Sobre el caso específico de la separación entre trabajo físico y trabajo intelectual, cabe mencionar el siguiente pasaje: “La división del trabajo sólo se convierte en verdadera división a partir del momento en que se separan el trabajo físico y el intelectual. Desde este instante, puede ya la conciencia imaginarse realmente que es algo más y algo distinto que la conciencia de la práctica existente, que representa realmente algo sin representar algo real; desde este instante se halla la conciencia en condiciones de emanciparse del mundo y entregarse a la creación de la teoría pura.” (op, cit, p. 32).
(3) “Se sabe, en efecto, a partir de los trabajos de Wolf, de von Baer, de Milne-Edwards, que la ley de la división del trabajo se aplica tanto a los organismos como a las sociedades; incluso se ha podido decir que un organismo ocupa un lugar tanto más elevado en la escala animal cuanto más especializadas son sus funciones.” (p. 125).
No hay comentarios:
Publicar un comentario