El sainete sobre el traspaso
del mando entre Cristina Fernández y Mauricio Macri ocupó la atención de los
medios de comunicación en los últimos días. La desmesurada banalidad de la
cuestión da cuenta tanto de la función social de dichos medios y como de la clase
social a la que sirven. Sin embargo, si se pone atención en medio del océano de
tonterías, es posible encontrar declaraciones significativas acerca del
contenido del ajuste económico impulsado por el macrismo.
Jorge Triaca es el ministro
de Trabajo del gabinete que acompañará a Mauricio Macri a partir del 10 de
diciembre. No es preciso hacer mención a su “prontuario”, pues éste ha sido
difundido en varias oportunidades por los medios alternativos. Triaca ocupará
un lugar importante en el esquema de gobierno del macrismo, pues tendrá a su
cargo la negociación con los sindicatos, vital para evitar que el conflicto
social se desborde y complique la marcha del ajuste. Triaca es consciente de su
tarea, tal como aparece expuesto en una entrevista brindada al canal de
noticias TN y reproducida por el diario LA NACIÓN (Viernes 4/12/2015). El
reportaje fue realizado luego de la reunión entre el presidente electo (Macri),
y el titular de la CGT Azopardo (Hugo Moyano).
Triaca expresa con claridad
cuál es el núcleo del diagnóstico del macrismo acerca de las causas del
estancamiento de la economía argentina: “Vemos una economía a la que le falta un flujo de inversiones y creemos
que hace falta credibilidad y confianza para conseguirlo.” En otros
términos, el ajuste no es otra cosa que la puesta en marcha de un nuevo ciclo
de acumulación de capital a partir de un incremento de la inversión de los
empresarios. ¿A qué se refiere con “credibilidad y confianza”? A que los
capitalistas tengan “confianza” en que el gobierno será implacable en la
ofensiva contra los trabajadores, dirigida a reducir los salarios y a generar
condiciones (sobre todo la expectativa de mayores ganancias) que hagan
atractivo invertir en nuevos negocios.
En este marco, el macrismo precisa de sindicatos plenamente integrados
al proyecto del capital. De ahí el énfasis de Triaca en la unidad del
sindicalismo: "Nosotros necesitamos acordar para que todos los elementos
donde haya conflicto se canalicen a través de las instituciones, por eso
necesitamos que esas instituciones [en referencia a una CGT unificada] tengan
fortaleza.” No es casual que el pasaje que acabamos de indicar esté
inmediatamente antes de la referencia a las inversiones mencionada en el párrafo
anterior. La “confianza” requiere como condición necesaria que el ataque a los
ingresos de los trabajadores no se vea perturbado por la resistencia de éstos. La
existencia de un movimiento obrero fragmentado crea un caldo de cultivo para la
acción de la militancia de base, sobre todo la vinculada a los partidos de
izquierda, pues debilita la capacidad de control de la burocracia sindical. El
macrismo apuesta a la unidad de la CGT porque sabe que nada malo puede esperar
de los jerarcas sindicales, pues tradicionalmente han operado como un aparato
de dominación estatal. ¿Qué el pago de sus servicios suele ser muchas veces
desproporcionadamente elevado? Por supuesto que sí, y Triaca sabe esto por
experiencia familiar (Triaca padre amasó una fortuna como dirigente del
sindicato de los trabajadores de la industria del plástico). Pero esto se
compensa con los servicios que prestan al capital.
La burocracia sindical, de la que Hugo Moyano es el exponente más
importante en esta época, tiene dos objetivos que orientan su acción: conservar
el control de los sindicatos (fuente de su poder político) y asegurar el
funcionamiento normal de la economía capitalista. Por eso Triaca puede decir: “Hay
un proceso de unidad en el sindicalismo de Moyano y nuestra visión. Coincidimos
con Moyano en que hace falta previsibilidad en la economía". Si se
tiene en cuenta que más de un tercio de los trabajadores en actividad son “no
registrados”, es decir, sus empleadores no pagan por ellos contribuciones a la
seguridad social y al sistema previsional, y que el 50 % de los trabajadores
ocupados gana menos de 6000 pesos mensuales, es posible entender a qué se
refiere en qué consiste la mentada “previsibilidad de la economía”: la
aceptación por parte del movimiento obrero del deterioro en sus condiciones de
vida. Esa es la función primordial que el macrismo asigna al sindicalismo en la
etapa que se inicia.
El instrumento político para concretar la alianza entre el nuevo
gobierno y los sindicatos es el “pacto social”: “Vamos a convocar a un acuerdo
social en el cual creemos que todos los sectores deben estar representados. Es
una condición necesaria el pacto social para salir adelante, es parte del
proceso de reconstrucción.” Por supuesto, la militancia clasista quedará
excluida de dicho pacto.
Triaca culmina la entrevista volviendo otra vez sobre el tema principal,
la búsqueda de nuevas inversiones. Sostiene que por medio de ella podrá
combatirse al trabajo en negro, cuya extensión es mayor de lo que indican las
estadísticas oficiales. Traducido a un lenguaje más llano: el macrismo
procurará pagar con un aumento del empleo (generado por las nuevas inversiones)
el apoyo de los sindicatos a la tarea de contención de las posibles
resistencias obreras al ajuste.
Por último, la claridad con que Triaca expone su política es signo de la
confianza que tiene la burguesía argentina en poder llevar adelante el ajuste. En
este sentido, el PRO expresa la conciencia de que el período iniciado en 2001
se encuentra terminado y que es posible avanzar a fondo en la ofensiva contra
los trabajadores.
Villa del Parque, martes 8 de diciembre de 2015
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