viernes, 8 de agosto de 2014

CRISTINA FERNÁNDEZ Y EL SOCIALISMO

“Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación.”
(Canto que suele entonarse en los actos de Cristina Fernández).

“Billetera mata galán.”
(Viejo dicho popular).

Néstor Kirchner asumió la presidencia de la Nación en 2003 sin una estructura partidaria adicta y con un muy bajo porcentaje de apoyo electoral. En esas condiciones, una de las tareas centrales del nuevo gobierno fue construir una base de sustentación propia, que le permitiera llevar adelante la tarea de la recomposición del capitalismo argentino luego de la fenomenal crisis de 2001. Kirchner comprendió que era imposible realizar esa reconversión recurriendo a la ideología neoliberal que había imperado en Argentina durante los años ’90, a la que habían adherido casi todos los dirigentes del PJ (incluido el mismo Kirchner y su esposa, Cristina Fernández). Había que encontrar un sustituto de esa ideología.

Para resolver el problema, el kirchnerismo mezcló elementos del viejo peronismo, del progresismo, del socialismo “nacional” y del nacionalismo a secas. Simplificando en extremo, el kirchnerismo se presentó como el “peronismo del siglo XXI” (o, según el gusto del interlocutor, como la “izquierda posible” en las condiciones de la sociedad argentina). Colaboraron en la elaboración de la mescolanza intelectuales convencidos y tránsfugas desesperados por venderse al mejor postor. La inmensa mayoría de la izquierda proveniente del PC (Partido Comunista) apoyó con entusiasmo la construcción del “kirchnerismo”, porque sentían que por primera vez “estaban ganando” (o algo parecido). La lucha del gobierno contra la burguesía agraria en torno a las suba de las retenciones a las exportaciones (2008), hizo pensar a esos intelectuales que estaban participando de un proyecto “revolucionario” y animó a muchos que estaban renuentes a subirse al tren del “kirchnerismo”.

Una década después de iniciado el gobierno kirchnerista, quedó claro que la burguesía fue la gran beneficiada. Sus ganancias aumentaron de forma exponencial. Pero los intelectuales kirchneristas seguían planteando que estábamos en plena “revolución cultural” y que el kirchnerismo era un paso necesario para la “liberación nacional y social” de nuestro país.

En el día de ayer, Cristina pronunció un discurso en la Casa Rosada. Más de una vez señalé en este blog que Cristina, se piense lo que se quiera de ella, suele cometer verdaderos “sincericidios” en sus discursos. Esta vez tampoco fue la excepción.

En primer lugar, Cristina precisó cuál es el contenido fundamental de la “década ganada”. Así, refiriéndose a la necesidad de que los empresarios inviertan, dijo:

“… digo que también hay que invertir y seguir apostando al país. No solamente a los usuarios y consumidores, a los argentinos, sino también a los empresarios, sobre todo, que piensen un poco en todo lo bien que les fue en esta década”.

Nada hay de novedoso. En otras ocasiones, Cristina ya había expresado lo mismo con más crudeza, al decir que “los empresarios la levantaban con pala”.

Pero, y esto es mucho más importante que lo anterior, la presidenta dijo lo siguiente:

voy a repetir lo que me dice siempre el Dr. Kicillof que me recuerda que Adán [sic] Smith decía que el panadero no está para hacer beneficencia, el carnicero tampoco, el carpintero tampoco, están todos para ganar plata. Así que, por favor, terminen con esas locuras del socialismo y todas esas cosas. Y tienen razón, todos quieren ganar plata, así que bueno, vamos a hacerlo ganar plata, pero por favor hagamos las cosas bien.” [El resaltado es mío].

Cabe recordar que Adam Smith es considerado, entre otras cosas, el fundador del liberalismo económico.

Como nunca antes, Cristina desnudó hasta qué punto el “progresismo”, el “socialismo nacional”, la “emancipación nacional y social”, son puras pavadas, que sirven para garantizar el apoyo del progresismo y para aliviar la conciencia de los intelectuales que adhieren al kirchnerismo.

Hace muchos años, en los comienzos de la década del peronismo menemista, Adelina Dalesio de Viola, una dirigente de la UCD devenida menemista, dijo esta frase antológica:

            “Basta de proletarios, tiene que haber propietarios.”

Para Cristina, para Adelina y para los dirigentes de los partidos hegemónicos, el socialismo es una estupidez y/o algo que hay que combatir con todas las armas. Esto muestra, como nunca, la magnitud de la impostura del kirchnerismo al autodefinirse como la continuidad de la izquierda peronista de los ’70. En todo caso, si de continuidades se trata, el kirchnerismo se emparenta con el menemismo.

Para el kirchnerismo, el progreso social pasa por el enriquecimiento individual. Así lo declara Cristina, apoyándose en los consejos del ministro Kicillof. Al lector que  piense que esto es producto de armar una interpretación capciosa a partir de una frase aislada de la Presidenta, lo invito a leer con atención los discursos de Cristina. Allí encontrará numerosos reconocimientos del carácter del kirchnerismo, en especial de su defensa de la burguesía. No creo necesario agregar nada más al respecto.

A confesión de parte, relevo de pruebas.


Villa del Parque, viernes 8 de agosto de 2014

6 comentarios:

  1. muy buen artículo, esclarecedor del transformismo burgués como fenómeno político

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  2. Muchas gracias por el comentario. Es oportuna la referencia al transformismo, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones de arranque del kirchnerismo (2001-2003). Es preciso trabajar esto con más detenimiento. Saludos,

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  3. Genial!! Desde Uruguay, un saludo. Y apoyo para que sigas adelante con tu investigación! !!

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  4. Muchas gracias por el último comentario. No es necesario decir que ningún agradecimiento es retórico, pues cuando se escribe a pulmón y completamente fuera del sistema académico,los comentarios (los favorables y los desfavorables) son el indicador de que no se está solo. Un abrazo desde Buenos Aires

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