Antes de comenzar con los comentarios del texto quiero aclarar que esta va a ser una lectura política, que puede ser obviada por aquellos acostumbrados a los trabajos académicos. Una lectura política significa que nuestro objetivo fundamental es aprender de la experiencia de Cooke en la dura tarea de cambiar las condiciones de vida de los sectores populares, para emplear ese conocimiento en el análisis y la transformación de la situación actual de nuestro país.
En estas notas hemos utilizado la versión de los "Apuntes para la militancia" (1964) de John William Cooke (1920-1968), que se encuentra disponible en versión pdf en: www.elortiba.org/pdf/JW_Cooke_Apuntes_para_la_militancia.pdf Todas las citas utilizadas remiten a la paginación del archivo pdf de esa publicación. La obra consta de un pequeño prólogo redactado por Cooke (p. 2), del prólogo que escribieron Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde para la edición de los "Apuntes" realizada en 1973 (pp. 3-7), y de tres capítulos: I. Malestar en las bases (pp. 8-11); II. El orden de la jerarquía liberal (pp. 11-22); III. La brisa de la historia (pp. 22-31). Por razones de espacio y porque queremos centrarnos en el análisis de las concepciones de Cooke, hemos dejado de lado el prólogo de Ortega Peña y Duhalde.
El "disparador" de los "Apuntes" de Cooke es el reconocimiento del fracaso de la Resistencia peronista, de su incapacidad para derrotar al régimen surgido del golpe de 1955. Esto llevó a Cooke a plantear los límites mismos del proyecto peronista y a discutir los principios básicos de la estrategia política del movimiento peronista. El "malestar" a que alude en el primer capítulo es el que experimentaban muchos de los militantes más lúcidos del peronismo, que veían la creciente integración de los sindicatos peronistas a un régimen político que excluía al movimiento del que formaban parte esos sindicatos. Así, bajo el término de "burocracia" Cooke engloba a toda la dirigencia que estaba "traicionando" la "misión histórica" del peronismo. (1)
Cooke rememora la historia de la Resistencia, y recuerda que en 1955 "la reconquista del poder nos parecía próxima e inexorable" (p. 8). En 1964 la situación era bien diferente, y muchos militantes abrigaban "sospechas sobre la actitud del Movimiento para doblegarlo [al régimen]" (p. 8); Cooke reconoce que inclusive ha surgido el interrogante de "si no estaremos malogrando tanto sacrificio" (p. 8).
Para poner en contexto las inquietudes e incertidumbres de Cooke hay que decir que, hacia 1964, los militantes que habían protagonizado la Resistencia peronista (1955-1958 y 1959-1960) se hallaban dispersos, y muchos de ellos estaban desmoralizados y habían abandonado la actividad política o se reciclaron en las filas de la emergente burocracia sindical (cuyo exponente más acabado era el vandorismo). Las luchas contra la dictadura de Aramburu-Rojas y el gobierno de Frondizi demostraron tanto la capacidad del movimiento obrero para resistir la campaña de desperonización y los planes de racionalización capitalista del proceso de trabajo; sin embargo, también quedó claro que la Resistencia peronista era impotente para abatir el nuevo régimen. Aquí hay que ubicar el punto de partida de las reflexiones de Cooke.
Cooke sostiene que en 1955 se produjo el triunfo del régimen burgués como consecuencia de la disgregación del "frente policlasista antiimperialista" que se había conformado en torno a Perón en 1945. En 1955 "la única fuerza real con que contaba el peronismo (...) era la clase obrera" (p. 28). Frente a ella se hallaba "una tremenda coalición nacional e internacional" (p. 29). ¿Cómo se llegó a esta situación? Cooke elabora una respuesta compleja, que remite a dos niveles de análisis, y que lo lleva a cuestionar, paradójicamente, la naturaleza misma del movimiento peronista.
En un primer nivel, se encuentra el estado de la lucha de clases hacia 1945. Cooke sostiene que la genialidad política de Perón residió en la "forma perfecta" en que planteó el problema nacional, condensada según Cooke en la frase: "Cien años de explotación interna e internacional han creado un fuerte sentimiento libertario en el espíritu de las masas populares." (p. 28). Es ese espíritu libertario el que explica la explosión del 17 de octubre y el papel central jugado por la clase obrera en la conformación del "frente policlasista antiimperialista"; es, justamente, la incomprensión de este estado de las masas populares (que remite a su experiencia de luchas durante la década del ´30) la que colocó a la izquierda en una situación de fuera de juego. Para Cooke es claro que el objetivo de las masas peronistas era la liberación de la explotación nacional e internacional. Ahora bien, y esto es soslayado por Cooke, no eran los trabajadores los que tenían el control del "frente policlasista". Llegados a este punto, es preciso hacer referencia al segundo nivel de análisis. Cooke achaca a la "burocracia" la responsabilidad por la disgregación del frente policlasista que dió el triunfo al peronismo en 1946.
¿Qué es y cómo surgió esta burocracia? Hay que decir que Cooke deja de lado en este punto la lucha de clases, y afirma que la burocracia surge del mismo ejercicio de las tareas gubernamentales por el peronismo: "el partido y la administración y gran parte del sindicalismo sufrieron un proceso de burocratización (...) se transformó en una esclerotizada estructura burocrática donde cualquier recomendado por el mismo podía ir de gerente de una empresa, como interventor del partido. Se identificaron las tareas administrativas con las tareas políticas y lógicamente en estos casos se produce una cierta degeneración: cualquier burócrata firma un decreto y cree que ha contribuido a la grandeza de la nación..." (p. 29). Además, sostiene que una de las causas de la burocratización fue "el mal proceso de selección" de los funcionarios. Así, mientras que "el sentimiento libertario" de las masas peronistas en 1945 era consecuencia de la lucha de clases, la burocratización del movimiento a partir de 1946 obedecía a causas ajenas a la lucha de clases. En ningún momento Cooke hace referencia a la creciente verticalidad de la conducción de Perón, que lo llevó a exigir la disolución del Partido Laborista en 1946, y a presionar por la renuncia de Luis Gay como Secretario General de la CGT en enero de 1947. Sin entrar aquí al añejo debate sobre el bonapartismo, está claro que, en condiciones de una economía capitalista, un frente policlasista con una importante participación de la clase trabajadora sólo puede mantenerse unido si posee una conducción capaz de evitar el "desborde" de los descamisados. La burocratización no surge en el vacío sino que expresa ella misma la lucha de clases.
En definitica, el proceso que Cooke describe de modo superficial es el resultado de los límites del proyecto político del primer peronismo. Conformado como "frente policlasista" en 1945, al calor de una coyuntura nacional e internacional muy peculiar, en sus primeros años pagó su deuda con la movilización obrera del 17 de octubre conformando una clase trabajadora unificada y conciente de su fuerza. Pero, hacia fines de la década del '40, el impulso del proyecto comenzó a agotarse y cada vez más se fueron perfilando dos alternativas. O bien en el peronismo se volvían hegemónicos los sectores burgueses, y el movimiento llevada adelante un proceso de racionalización capitalista que llevaría a echar por tierra muchas de las conquistas populares. O bien el peronismo se trasformaba en un movimiento revolucionario dirigido por la clase obrera. Perón, que en un sentido había sido creado por la clase trabajadora el 17 de octubre, no se resolvió por ninguna de estas alternativas. El resultado es conocido: la disgregación del "frente policlasista" y la capitulación frente a los golpistas en septiembre de 1946.
A pesar de las deficiencias de su análisis, Cooke es demasiado sagaz como para no percibir el contenido de clase del proceso que llevó a la derrota de 1955. En un pasaje clave escribe "todos los lamentos póstumos sobre las milicias obreras, para mí son simples especulaciones fantasiosas. Porque no se puede armar la clase trabajadora para que defienda a su régimen y al otro día decirle: Bueno m'hijo, devuelva las armas y vaya a producir plusvalía para el patrón. La milicia obrera y la defensa del régimen implicaba cambios sociales." (p. 29). Cooke vuelve aquí al terreno de la lucha de clases, pero al hacer esto se ve obligado a reconocer que el peronismo, entendido como "frente policlasista" en el que la hegemonía no estaba en manos de la clase trabajadora, no podía llevar adelante "cambios sociales" necesarios para enfrentar victoriosamente al golpe. En 1955 se da la paradoja de que, para vencer, el peronismo tenía que dejar de ser peronismo (por lo menos en el sentido en que lo había sido en 1946-1955).
Con su habitual franqueza, Cooke reconoce que en 1955 "la lucha de clases estaba agudizada, pero el régimen peronista seguía planteando el problema del país, como si todavía existiese el frente policlasista antiimperialista del año 1945, con Perón como General en Jefe, y ese frente ya estaba desintegrado." (p. 28). Cooke no es consecuente en el análisis y no llega a plantear que esta lectura de la situación no fue un error de Perón, sino el resultado de la percepción por éste de los límites del peronismo. Perón sabía que para conservar el poder en 1955 tenía que dejar de ser peronista, cosa que estaba fuera de su menú de opciones. Cooke refleja algo de lo imposible de esta situación cuando dice: "lo insólito es que si bien el general Lucero es lógico que creyera en la palabra de honor de sus camaradas, qué diablos tenía que depender la clase trabajadora de la palabra de honor de algún militar, si la única fuerza real con que contaba eran sus propios puños y su propia fuerza. Y aunque el peronismo no era un régimen del proletariado, tampoco era la dictadura de la burguesía." (p. 28-29). En la coyuntura de 1955 el peronismo había dejado de ser útil tanto para la clase obrera, pues era impotente para aplastar el golpe reaccionario y preservar así las conquistas obtenidas en 1946-1955, como para la burguesía, pues no le ofrecía ninguna garantía de poner en caja a los trabajadores para aumentar la productividad.
(Continuará)
Buenos Aires, viernes 21 de enero de 2011
NOTAS:
(1) Cooke afirma que la "misión histórica" de la masa peronista es "liberar nuestra patria de la explotación nacional e internacional" (p. 2). Hay que aclarar que para Cooke la "masa peronista" es un término intercambiable con el de "masas obreras".
¿Por qué Peron no se la jugo enfrentando a la oligarquía? Si tenía la clase obrera de su lado. Algunos aduciran una guerra civil y muertes, y digo, ¿cuál es el problema? Para mí Peron fue un cobarde, penso más en él y su figura historica que en vencer a los traidores a la patria de la oligarquía. Ninguna causa justa se pierde si se lucha por ella inclusive dando la vida por la misma. Y si hay que morir, cuál es el problema. Marxista Leninista.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Creo que el problema no es si Perón era o no cobarde, sino que el movimiento obrero quedó a merced de una dirección que no estaba dispuesta a enfrentar a la burguesía. Cooke expresa con claridad esto cuando hace referencia a la conducta del general Lucero, pero su afirmación puede extenderse a la actitud de Perón. Saludos,
ResponderEliminarte puedo hacer una pregunta? Porque nunca se llega a buen puerto en este país, es producto de lo heterogéneo que fue siempre la sociedad argentina o es producto de un individualismo genético que lleva el argentino? Veía tiempo atrás como la gente se peleaba por un pedazo de tierra y esa gente que decía "yo siempre pague los impuestos y estos negros de mierda no y quieren casas gratis" Esa gente estoy seguro que sus antepasados a más de uno les habran dado beneficios para tener sus casas y sin embargo ya no tienen memoria, que paso. Cómo se soluciona este individualismo que tiene el argentino o esto va a ser siempre así: plata,consumo,la costa,plata,plasma,celular ultima generación,consumo y más consumo y en el medio de esto miles de obreros pelotudos que lo unico que hacen pareciera es hacerle el caldo gordo al gobierno y la oligarquía de turno. Nadie se da cuenta que hay muchas cosas que están mal y hay corregirlas y pareciera que a nadie le interesa. Da impotencia y bronca tanta injusticia. Siempre va a ser así esto. Disculpe por molestarlo. Comunista.
ResponderEliminarAnte todo, gracias por el comentario. Respecto a la cuestión que plantea, dos comentarios. Por un lado, no creo en la existencia de ningún determinante genético ni de ninguna esencia inmutable que haga que un pueblo, un grupo, una persona, se comporte de una forma establecida e invariable. El individualismo es producto de determinadas condiciones de vida, que hacen que sea más redituable (o más conveniente) ser individualista que alguien se preocupa por sus semejantes. El viejo Marx escribió que "la ideología de la clase dominante es la ideología dominante en la sociedad". Esto se aplica perfectamente a nuestro país. Fijese el comportamiento de nuestros sectores dominantes, allí está el modelo que toman los sectores de clase media y muchos trabajadores. El lucro como religión cotidiana y el pisar a los que están "por debajo" como única verdad ética, sumados a una enorme porción de individualismo, son los elementos centrales de ese modelo. En segundo lugar, si esto es así y no se trata de una cuestión genética o de la idiosincracia de una nación o de un grupo, se fortalece la voluntad de luchar por una sociedad diferente, pues entonces es posible modificar la realidad. Si está en la esencia de las cosas que el mundo sea así, no tenemos nada que hacer, salvo llorar o volvernos indiferentes. Si, en cambio, la sociedad es el producto de nuestras luchas, la cosa es diferente. Saludos,
ResponderEliminarGracias Ariel por hacer estos analisis sobre sucesos, que tienen mas bien que ver con gente que ha traspirado la chancha desde de adentro que con teóricos Europeos. Y “muchas mas gracias” por los conceptos esperanzadores de tus ultimas lineas del comentario tenemos que lograr que la mayoría piense así y que sean mayoría los que piensan. Que no se caiga en la simple respuesta de que nos merecemos lo que tenemos o que ciertas situaciones son consecuencia de una idiosincrasia del Argentino. Finalmente no conocía la frase de Marx sobre la ideología de la clase dominante creo que no se podría resumir mejor una realidad.
ResponderEliminarFernando Iacovone
Fernando, muchas gracias por tus palabras. La frase de Marx está en un manuscrito que escribió con Engels, "La ideología alemana", que se publicó mucho después de la muerte de ambos. Es importante desde el punto de vista de la militancia enfatizar que si hay una ideología dominante, también hay ideologías de los grupos dominados, y es sobre esas ideologías que tenemos que trabajar.
ResponderEliminarVoy a seguir trabajando Cooke, estoy tomando notas de un texto de 1966. Si consigo juntar tiempo voy a publicar algo en el blog. Rodolfo Walsh escribió durante la dictadura que tenemos que estudiar los problemas del poder (él decía concretamente de la toma del poder) en Argentina, porque sabemos demasiado de cómo se dieron las cosas en Europa (él pensaba en Rusia 1917). La idea es rescatar de manera crítica lo que se ha producido desde el campo popular, rescatando sobre todo el pensamiento y la acción de aquellos que no eran académicos sino que tenían que enfrentar los problemas en la práctica (los militantes que piensan la teoría como respuesta a los problemas concretos).
Un fuerte abrazo,
Ariel
Hola Ariel soy alumno tuyo en la UNSAM comisión 2 de epistemologia.
ResponderEliminarEs interesante el análisis que haces con respecto a Cooke y al peronismo.
No coincido con aquellos que dicen que el "peronismo de izquierda" es una contradicción en si misma, ya que para mi la cuestión reside en encontrar las contradicciones del movimiento y erradicarlas, justamente es lo que pretendía hacer el gordo Cooke.
Hacer una revolución creo que iba mas allá de los ideales de Peron, el quería aislar a la oligarquía pero dejando intactas las bases sociales de su orden. Para mi, Peron creía que alcanzaba con una liberación nacional, que una revolución social no hacia falta ya que las clases populares tuvieron un salto cualitativo en su nivel de vida, sin necesariamente pasar por una guerra civil que toda revolución social conlleva.
Cambiando un poco el rumbo, quiero ir al siguiente punto, como ves vos el papel que tuvo la izquierda tradicional durante el peronismo. Desde lo poco que se, no puedo entender como dejaron pasar ese movimiento inmenso de masas por sus narices tildando a los obreros de fascistas, etc etc. Como pudieron ser tan dogmáticos y no introducirse en el movimiento y pelear desde adentro para que este no quede en un "capitalismo humanizado". Habra sido por no entender los conflictos de de un país semicolonial? Por su formación evolucionista? (de al menos una parte de la izquierda como JB Justo etc). ¿Porque a la hora de juntarse con la oligarquía y el imperialismo siempre estuvieron al pie del cañón?
Talvez dentro del movimiento le podían dar a este un carácter mas clasista.
Bueno era eso nada mas, capaz mezclo un poco los temas, sabrás disculparme. Saludos, Sabino Ledesma
Sabino: enorme es la demora en responder y no tengo disculpas. Para no seguir aplazando la contestación, me siento a escribir unas líneas. Respecto al proyecto político de Perón, hay que partir de que nunca sacó los pies del plato del capitalismo. La noción de Comunidad Organizada, probablemente la expresión más acabada de su concepción de la sociedad, suponía la coexistencia de capital y trabajo, es decir, el capitalismo y, por ende, la explotación (más allá de que Perón pensaba en una reducción de los niveles de esa explotación y que, desde su horizonte intelectual, no siquiera la visualizaba como explotación). Cooke, en su trayectoria desde 1955 hasta su muerte, comprendió la imposibilidad de que el peronismo enfrentara al capitalismo; de ahí sus diferencias crecientes con movimiento. La izquierda peronista, a partir de la llegada del peronismo al poder en 1973, quedó atrapada en un dilema insoluble: o bien enfrentar decididamente al capitalismo, pasándose a una concepción clasista; o bien dejar de ser izquierda y convertirse en una especie de progresismo completamente obsecuente al general. El 1° de mayo de 1974 Perón resolvió la cuestión cubriendo de insultos a la JP en Plaza de Mayo. Respecto a la izquierda tradicional: no te quepa dudas de que sus errores fueron enormes, pero también hay que decir que Perón, en 1943-1945, se propuso erradicar a la izquierda de las posiciones que había alcanzado en el movimiento obrero. En este punto no hay que restarle mérito al general. Finalmente, creo que el punto de vista de clase estuvo representado en el peronismo por la presencia de la clase obrera en el movimiento. Exagerando, entre 1945 y 1976 el peronismo fue la clase obrera, en una medida mucho mayor que lo querido por Perón. Si se quiere entender la naturaleza del peronismo, hay que estudiar las características de la clase obrera durante este período. Puff, todo esto es muy esquemático y me extendí demasiado, pero es una respuesta al fin. Saludos,
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