Émile Durkheim y Marcel Mauss |
La obra Reglas del método sociológico (1895) [1] representa el intento más serio de Émile Durkheim (1858-1917) para fundamentar los supuestos epistemológicos de la sociología. Es, además, uno de los primeros textos de sociología dedicados íntegramente a la cuestión del método. Los propósitos centrales de la obra son: a) construir una sociología científica, por oposición a las sociologías “ideológicas” de Auguste Comte (1798-1857) y de Herbert Spencer (1820-1903) [2]; b) establecer el campo específico de la sociología, demarcándolo de disciplinas como la psicología, la economía y la filosofía.
En el capítulo 6, Durkheim
parte de la aceptación del hecho de que es imposible realizar experimentación
en sociología. Afirma que, puesto que
“la
explicación sociológica consiste exclusivamente en establecer relaciones de
causalidad, trátese de vincular un fenómeno con su causa, o por el contrario
una causa con sus efectos útiles. Como por otra parte los fenómenos sociales
escapan evidentemente a la acción del experimentador, el método comparado es el
único útil en sociología.” (p. 137).
En este sentido, sostiene
que Comte no comprendió adecuadamente el valor del método comparativo y
propuso completarlo con el método histórico; según Durkheim, esto tiene
que ver con la orientación específica de la sociología comteana, concentrada en
formular una explicación del curso general del desarrollo histórico.
En este punto, Durkheim
se ve obligado a discutir la afirmación de John Stuart Mill (1806-1873) acerca
de la inaplicabilidad de la experimentación (aún la indirecta o método
comparativo) en la sociología. Hay que tener en cuenta que el argumento de Mill
se basaba en la afirmación de que en los fenómenos sociológicos operaba siempre
una multiplicidad de causas. Durkheim rechaza este postulado y sostiene que
“si
se quiere utilizar el método comparado con criterio científico – es decir,
ajustándose al principio de causalidad según se desprende de la ciencia misma –
es necesario tomar como base de las comparaciones realizadas la siguiente
proposición: A un mismo efecto
corresponde siempre una misma causa.” (p. 140).
En esta posición de
Durkheim se ve a las claras la fuerte influencia que ejercía sobre él el modelo
de las ciencias naturales, sobre todo el de la biología.
En el apartado siguiente (pp.
140-146), Durkheim procura establecer la utilidad diferencial de los diversos
procedimientos del método comparativo aplicados al estudio de la sociología.
Así, afirma que el método llamado de los residuos “no tiene
ninguna utilidad en el estudio de los fenómenos sociales” (p. 140-141). Esto es
así porque los fenómenos sociales son demasiado complejos como para poder
anular el efecto de todas las causas menos una.
En cuanto al método de
la concordancia y el de la diferencia, sostiene que resultan de difícil
utilización en la sociología. Esto es así porque, puesto que consisten en que
los casos comparados concuerden en un solo punto o difieran en un solo punto,
es muy difícil que puedan sortear el carácter complejo de lo social.
En cambio, se muestra
partidario de la utilización del método de las variaciones concomitantes:
“En
efecto, para que este método sea demostrativo, no es necesario que todas las
variaciones diferentes de las que comparamos hayan sido rigurosamente excluidas.
El simple paralelismo de los valores que se manifiesta en los dos fenómenos
siempre que se lo haya definido en número suficiente de casos suficientemente
variados, es la prueba de que existe entre ellos una relación. Este método debe
dicho privilegio al hecho de que configura la relación causal, no desde afuera
como los anteriores, sino desde dentro.” (p. 141-142).
Durkheim destaca que una
de las ventajas de este método consiste en que, a diferencia de las otras
variantes del método comparativo, “para que aporte resultados bastan algunos
hechos” (p. 144). Durkheim sostiene que la sociología compensa la pobreza de
los medios experimentales de que puede servirse con “la riqueza de las
comparaciones del sociólogo y de las que no hallamos ningún ejemplo de los
restantes reinos de la naturaleza” (p. 145).
Ahora bien, señala que
para que las comparaciones sean fructíferas, es conveniente no contar sólo con
variaciones aisladas, sino con “series de variaciones constituidas
regularmente, cuyos términos se vinculan entre sí en una gradación tan continua
como es posible, y que además poseen suficiente extensión” (p. 146). Por esto dedica
el último apartado del capítulo (pp. 146-149) al análisis de los procedimientos
para constituir dichas series. La cuestión fundamental radica en que las series
se van a construir a partir de hechos tomados de una única sociedad o de varias
especies sociales distintas (Durkheim trata la cuestión de las especies
sociales en el capítulo 4 de la obra). En este punto hace una observación
importante, “no es posible explicar un
hecho social de cierta complejidad si no se sigue su desarrollo integral en
todas las especies sociales” (p. 148-149). Sólo de este modo se logrará
darle su pleno valor al método comparativo.
Villa del Parque, lunes
27 de febrero de 2023
NOTAS:
[1] Todas las citas
corresponden a: Durkheim, E. [1° edición: 1895]. (1976). Las reglas del
método sociológico. Buenos Aires, Argentina: Editorial La Pléyade.
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