miércoles, 6 de abril de 2022

MAQUIAVELO, O EL DESCUBRIMIENTO DEL PUEBLO: APUNTES SOBRE EL CAPÍTULO 9 DEL PRÍNCIPE

Revolución haitiana


 “El cariño del pueblo es para un príncipe

necesario, por ser en la adversidad su único recurso.”

Maquiavelo, El príncipe


Como es sabido, Nicolás Maquiavelo (1469-1527) estudia en El príncipe los medios para alcanzar los objetivos de toda política práctica: conquistar y conservar el poder. En el capítulo 9 aborda un caso particular de ascenso al poder, el principado civil, en el que un ciudadano llega al poder “no por el crimen u otra violencia intolerable [sino por medio] del favor y la asistencia de los conciudadanos” (p. 283)

El caso abordado por el florentino nos resulta familiar a quienes vivimos en el siglo XXI. La democracia es la forma de gobierno imperante en la mayoría de los países y en ella se llega al gobierno por medio de elecciones, es decir, por el favor de los conciudadanos. Más claro, el caso del principado civil se aproxima a nuestra forma de gobierno. Maquiavelo nos interpela a través de los siglos. 

El análisis del capítulo 9 es relevante porque Maquiavelo estudia allí los dos elementos centrales de la política moderna: el pueblo y la democracia. Además, examina un problema subyacente: la estructura de las clases sociales. Dado que esta última cuestión condiciona al resto de la argumentación, es conveniente seguir los pasos del florentino y arrancar con ella la exposición.

Maquiavelo afirma que en toda ciudad hay dos grupos sociales: los magnates y el pueblo. Esos dos grupos son el fundamento de las dos tendencias políticas que se disputan el poder: la de los magnates, que desean “dominar al pueblo”; la del pueblo, que no quiere “que lo opriman los poderosos” (p. 283)

De este modo, la condición de posibilidad de la política es la división de la sociedad en clases y grupos sociales con intereses enfrentados. Esto da sentido a la actividad política, cuyos objetivos primordiales son (nunca está de más repetirlo) la conquista y la conservación del poder. Cada clase social busca apoderarse del poder para imponer sus intereses materiales e ideológicos a los otros grupos sociales.

Una vez aceptada la definición de la política esbozada en el párrafo precedente, se comprende la importancia del “descubrimiento del pueblo”. Hasta los albores de la Modernidad, la política era protagonizada por los reyes y la aristocracia, mientras que el pueblo era la masa de maniobra para las maquinaciones de los “magnates”. Dicha circunstancia determinaba el contenido y las formas de las luchas políticas; en ellas las partes en conflicto disputaban en torno a intereses materiales y las formas que adoptaba esa disputa eran sanguinarias, pues los grupos enfrentados buscaban “oprimir al pueblo”. La nota distintiva de las diferentes formas de gobierno era la presencia cotidiana de la violencia.

Ahora bien, el principado civil es definido como la forma de gobierno a la que se accede por el favor de los ciudadanos. Maquiavelo descubre así al “pueblo” como actor político. El objetivo del nuevo actor político era radicalmente diferente del de los magnates: no busca “dominar”, sino no ser oprimido. La distinción entre los objetivos de los poderosos y los del “pueblo” es la base para la comprensión de la política moderna. 

Maquiavelo sintetiza en una frase las consecuencias prácticas de su hallazgo: “Quien llega a ser príncipe por la voluntad del pueblo, debe conservar su amistad, cosa fácil, puesto que el pueblo sólo pide no ser oprimido.” (p. 285) De esta manera, el florentino vislumbraba una nueva política práctica, diferente a la desarrollada hasta ese momento. El núcleo de la nueva política consiste, precisamente, en la necesidad de contar con el apoyo popular, tanto para conquistar como para conservar el poder. El “pueblo” deja de ser considerado el elemento pasivo de la política, cuya vida es derrochada en guerras y golpes palaciegos, y pasa a ser concebido como el apoyo principal del príncipe. 

Maquiavelo descubre la potencia del “pueblo” y, al hacerlo, cambia las reglas de la política. Mejor dicho, toma nota de la irrupción del “pueblo”, que está cambiando las reglas de juego y dando paso a una nueva política.

Es cierto que en el capítulo 9 el “pueblo” todavía no aparece con objetivos propios [1]; pedir no ser oprimido es una propuesta desde lo negativo, es exigir un no hacer a los poderosos, no es todavía el planteo de un hacer propio. También es verdad que la época de Maquiavelo se caracterizó por el ascenso del poder monárquico y no por la aparición de regímenes democráticos. Pero Maquiavelo fue capaz de otear más allá del horizonte y entrever la tendencia más profunda de la nueva época: la entrada del “pueblo” en la política.

El príncipe que se apoya en el pueblo puede sortear las mayores dificultades:

“Si el que fía en el pueblo es un príncipe con autoridad y valor, a quien la adversidad no asuste, que haya tomado todas las medidas y disposiciones y sepa infundir su aliento y mantener ordenada la multitud, lejos de ver defraudadas sus esperanzas en el pueblo, se convencerá del acierto con que las ha fundado en él.” (p. 286)

Maquiavelo era testigo de la consolidación de los primeros Estados nacionales y creía que esa forma política era imprescindible para lograr la independencia italiana. También pensaba que la unificación de la península debía ser realizada por un príncipe, tal como enuncia en el capítulo 26 del Príncipe. [2] Pero lo novedoso de su planteo reside en el énfasis en el pueblo, como base de apoyo para el proceso de centralización política.

El modelo de Estado nacional que se impuso en los siglos XVI-XVIII se caracterizó por el absolutismo monárquico y la opresión del pueblo. Maquiavelo propuso un camino distinto al sugerir que el príncipe debía apoyarse en el “pueblo”. No se trataba sólo de una recomendación técnica, basada en el mero hecho de que el pueblo constituía la mayoría de la población. El florentino declara su preferencia por el “pueblo” porque sostiene que sus propósitos son mejores que los de la nobleza: 

“Las aspiraciones de los nobles sólo se satisfacen causando daño a alguien, y las del pueblo no exigen ofensa a nadie; siendo los propósitos del pueblo más honrados que los de la nobleza, porque ésta quiere oprimir, y aquél no ser oprimido.” (p. 284)

Maquiavelo propone un modelo de Estado nacional sustentado en el apoyo popular. Por eso el capítulo 9 puede ser considerado como una prefiguración de los rasgos (y de los problemas) de las democracias modernas. El florentino realiza así otro aporte sustancial a la construcción de la ciencia de la sociedad.


Villa del Parque, miércoles 6 de abril de 2022


Noticia bibliográfica:

Para la redacción de esta ficha utilicé la traducción española de Luis A. Arocena: Machiavelli, N. (1955). El príncipe. Madrid, España: Universidad de Puerto Rico y Revista de Occidente. 621 p. (Biblioteca de Cultura Básica). El capítulo 9, titulado “Del principado civil”,  se encuentra en las pp. 283-287.

Notas

[1] “El pueblo sólo pide no ser oprimido” (p. 285).

[2] “Exhortación para librar a Italia de los bárbaros” (pp. 455-460).


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