“Los detenidos se hallan insertos en una relación
de poder
de la que ellos mismos son los portadores.”
Michel Foucault (1926-1984), filósofo francés.
Bienvenidas y bienvenidos a la séptima clase del
curso.
Después de otro largo paréntesis retomamos las
clases. Hoy vamos a continuar con el análisis del modelo reproductivista. Para ello proseguiremos el examen de Vigilar y castigar, la obra del filósofo
francés Michel Foucault (1926-1984). En esta ocasión, abordaremos la tercera
parte del libro segundo de la obra. [1] Tal como dijimos la vez pasada, nuestro
interés está centrado en descubrir los mecanismos concretos por medio de los
cuales se opera la reproducción. No será la primera ni la última vez que
tratemos el tema; en la una clase posterior nos tocará trabajar la obra del
sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002).
Una última cosa antes de comenzar con la clase.
Hasta ahora nos hemos dedicado a trabajar una serie de textos, pero no hemos
realizado ningún trabajo práctico. A comienzos de septiembre les enviaré la
consigna de un trabajo cuyo objetivo es revisar lo aprendido en las lecturas
anteriores. Digo esto para que tengan clara la continuidad de nuestra cursada.
Sin más vueltas, pasemos a la clase propiamente
dicha.
Al momento de armar el programa de la materia no
pensé que la lectura de Foucault terminar por ser tan premonitoria en relación
con las actuales circunstancias. En este caso, la realidad se acomodó a la
teoría y no a la inversa. Saquemos ventaja de esta situación, pues nuestra
percepción de la cuarentena puede ayudar a la comprensión del planteo foucaultiano.
Foucault comienza describiendo cómo la ciudad
francesa de Vincennes organizaba la cuarentena para enfrentar a la peste. Luego
de la descripción, Foucault señala cómo en esa organización ya están presentes
los diversos mecanismos del control
disciplinario:
“Este espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el
que los individuos están insertos en un lugar fijo, en el que los menores
movimientos se hallan controlados, en el que todos los acontecimientos están
registrados, en el que un trabajo ininterrumpido de escritura une el centro y
la periferia, en el que el poder se ejerce por entero, de acuerdo con una
figura jerárquica continua, en el que cada individuo está constantemente
localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los muertos
– todo esto constituye un modelo compacto del dispositivo disciplinario.” [2]
Foucault sostiene que la peste es enfrentada
mediante un poder que posee las siguientes características:
“Prescribe a cada cual su lugar, a cada cual su enfermedad y su muerte,
a cada cual su bien, por el efecto de un poder omnipresente y omnisciente que
se subdivide él mismo de manera regular e ininterrumpida hasta la determinación
final del individuo, de lo que lo caracteriza, de lo que le pertenece, de lo
que le ocurre. Contra la peste que es mezcla, la disciplina hace valer su poder
que es análisis.” [3]
Se trata de un nuevo tipo de poder estatal, que
acompaña el desarrollo de las RS capitalistas. Este poder tiene la preocupación
central de disciplinar a los individuos para obtener el mayor rendimiento
posible de cada persona. Mucho más que en las sociedades precapitalistas, el
trabajo es la fuente de la riqueza; por ello es preciso potenciar al individuo,
que se aboque de lleno a la producción; esto implica, a su vez, su reeducación,
la cual consiste en la incorporación de nuevos saberes (como es el caso de la
lectura y la escritura) y la disposición a someterse a una autoridad que obra
de manera impersonal, que se manifiesta en leyes y disposiciones escritas, y no
en la mera voluntad del gobernante o del señor feudal.
La aparición y consolidación de esa nueva forma de
poder es un proceso largo en el tiempo (se inicia en el siglo XVI -aunque hay
atisbos en los siglos anteriores-) y abarca todas las dimensiones de la
sociedad. Foucault ilustra sus características contraponiendo las medidas
tomadas contra la lepra (el “Gran Encierro”) a las adoptadas frente a la peste.
No es necesario abundar en el tema, pues el texto es claro al respecto. Lo
fundamental es que el nuevo poder estudia a los individuos para poder
clasificarlos e “individualizarlos”. En otras palabras, se separa al individuo
de la comunidad y se lo transforma en un objeto que puede ser estudiado y, por
ende, transformado.
Foucault insiste en que se trata de un proceso que
implica el surgimiento de una nueva forma de saber, abocada al disciplinamiento
de los individuos.
Este poder y este saber se entrelazan para obtener
el resultado de un individuo productivo, adaptado a las nuevas RS. La peste
constituye la piedra de toque para poner a punto estos mecanismos:
“Trata a los «leprosos» como «apestados», proyectar los desgloses finos
de la disciplina sobre el espacio confuso del internamiento, trabajarlo con los
métodos de la distribución analítica del poder, individualizar a los excluidos,
pero servirse de los procedimientos de individualización para marcar
exclusiones - esto es lo que ha sido
llevado a cabo regularmente por el poder disciplinario desde los comienzos del
siglo XIX: el asilo psiquiátrico, la penitenciaría, el correccional, el
establecimiento de educación vigilada, y por una parte los hospitales, de
manera general todas las instancias de control individual, funcionan de doble
modo: el de la división binaria y la marcación (loco-no loco;
peligroso-inofensivo; normal-anormal); y el de la asignación coercitiva, de la
distribución diferencial (quién es; dónde debe estar; por qué caracterizarlo,
cómo reconocerlo; cómo ejercer sobre él, de manera individual, una vigilancia
constante, etc.). (…) La división constante de lo normal y lo anormal, a que
todo individuo está sometido, prolonga hasta nosotros y aplicándolos a otros
conjuntos distintos, la marcación binaria y el exilio del leproso; la
existencia de todo un conjunto de técnicas y de instituciones que se atribuyen
como tarea medir, controlar y corregir a los anormales, hace funcionar los
dispositivos disciplinarios a que apelaba el miedo de la peste.” [4]
El Panóptico,
un proyecto de prisión ideal desarrollado por el filósofo inglés Jeremy Bentham
(1748-1832), ejemplifica el funcionamiento de los dispositivos disciplinarios.
Foucault lo describe en detalle. [5] El elemento fundamental a tener en cuenta
reside en que el Panóptico invierte el principio que regía las viejas
prisiones: los presos no eran invisibilizados, sino que se los hacía visibles
para controlarlos. Este principio está en la base del PD.
“La multitud, masa compacta, lugar de intercambios múltiples,
individualidades que se funden, efecto colectivo, se anula en beneficio de una
colección de individualidades separadas. Desde el punto de vista del guardián
está reemplazada por una multitud enumerable y controlada; desde el punto de
vista de los detenidos, por una soledad secuestrada y observada.” [6]
En síntesis, la “visibilidad garantiza el funcionamiento
automático del poder.” [7]
De esta manera, queda develado el enigma de la SD:
el Panóptico constituye la expresión concreta de los mecanismos que permiten
disciplinar a los individuos y convertirlos en sujetos productivos, de los que
se puede extraer la mayor cantidad de valor posible sin correr riesgos de
rebelión. Volver más productivas y obedientes a las personas, ésa es la clave
de los mecanismos disciplinarios.
Foucault sintetiza así los efectos del Panóptico:
“Automatiza y desindividualiza el poder. Éste tiene su principio menos
en una persona que en cierta distribución concertada de los cuerpos, de las
superficies, de las luces, de las miradas; en un equipo cuyos mecanismos
internos producen la relación en la cual están insertos los individuos. Las
ceremonias, los rituales, las marcas por las cuales el exceso de poder se
manifiesta en el soberano son inútiles. Hay una maquinaria que garantiza la
simetría, el desequilibrio, la diferencia.” [8]
El Panóptico es un mecanismo impersonal. Gracias a
esto construye con eficacia los efectos deseados: descomponer a las masas en
individuos y establecer las diferencias entre cada uno de ellos. Una vez
logrados estos efectos, es posible comenzar la educación del individuo.
“En cuanto al aspecto laboratorio, el Panóptico puede ser utilizado
como máquina de hacer experiencias, de modificar el comportamiento, de encauzar
o reeducar la conducta de los individuos.” [9]
Ahora bien, ¿cuál es la relación del Panóptico con
nuestro objeto de estudio? O, dicho en otros términos, ¿cuál es su importancia
para la Sociología de la Educación?
La respuesta a esta pregunta exige que volvamos a
lo visto en las primeras clases del curso. El surgimiento y desarrollo de los
sistemas nacionales de educación acompañó la expansión de las RS capitalistas.
Era necesario educar a una masa de trabajadores provenientes del campo,
adaptarlos a las condiciones de la producción industrial y a la vida urbana,
dotarlos de los conocimientos necesarios para el nuevo sistema de producción.
Había que disciplinar e instruir; para ello se requería un nuevo tipo de
institución: la escuela fue la
solución.
El Panóptico constituye el mecanismo por el cual
el PD se hizo efectivo. Una de las manifestaciones de este poder fue la
institución escolar. Ella fue construida sobre un modelo que se asemeja mucho
al Panóptico; cumple las tareas básicas de éste: observar, controlar,
clasificar, reformar.
Foucault advierte que no debe pensarse al
Panóptico como un dispositivo específico, cuyo alcance no va más allá de los
fines que se propuso Bentham. Por el contrario, es la forma que adoptó el poder
en la etapa de expansión y consolidación del capitalismo, “es una figura de
tecnología política que se puede y se debe desprender de todo uso específico”.
[10]
VyC es claro al respecto: con el Panóptico surge
una nueva manera de concebir y construir el poder, que permite que éste se
manifieste de manera continua en todos los sectores de la sociedad. Nada queda
fuera de sus alcances. Es precisamente esta ubicuidad la que permite la
expansión del capitalismo, pues permite poner en práctica la construcción de
una fuerza de trabajo moderna.
A lo largo de los siglos XVII y XVIII se verificó
una multiplicación de los dispositivos disciplinarios en las sociedades
occidentales más desarrolladas. Foucault sostiene que éste fue el proceso de
formación de la SD. En el caso específico que nos ocupa, es el período de la
conformación de la disciplina escolar. La expansión de los sistemas educativos
nacionales en la segunda mitad del siglo XIX es deudora de estas experiencias,
en las que se descubrieron y generalizaron mecanismos y prácticas.
Cierro aquí mi exposición del texto, para no hacer
demasiado extensa esta clase. En nuestro próximo encuentra culminaremos este
breve examen de los aportes de Foucault a la Sociología de la Educación.
Les agradezco mucho la paciencia.
Villa
del Parque, jueves 20 de agosto de 2020
ABREVIATURAS:
PD = Poder disciplinario / SD = Sociedad disciplinaria / VyC =
Vigilar y Castigar / RS = Relaciones
sociales
NOTAS:
[1] Foucault, M. (2006). Vigilar y castigar: Nacimiento
de la prisión. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina. La traducción
española es de Aurelio Garzón del Camino. La obra,
cuya edición original data de 1975 (París, Gallimard), consta de cuatro libros:
Suplicio, Castigo, Disciplina, Prisión. El segundo libro está constituido por
tres secciones: I) Los cuerpos dóciles; II) Los medios del buen encauzamiento;
III) El panoptismo.
[2] Foucault,
M., op. cit., p. 201. Empleo la paginación de la edición original,
que en el archivo PDF que tienen a su disposición se encuentra intercalada
entre corchetes y en rojo en el texto.
[3]
Foucault, M., op. cit., p. 201.
[4]
Foucault, M., op. cit., p. 202-203.
[5]
Foucault, M., op. cit., p. 203-204.
[6]
Foucault, M., op. cit., p. 204.
[7]
Foucault, M., op. cit., p. 204.
[8]
Foucault, M., op. cit., p. 205.
[9] Foucault, M., op. cit., 207. Un
poco más adelante señala: “El Panóptico es un lugar privilegiado para hacer
posible la experimentación sobre los seres humanos, y para analizar con toda
certidumbre las transformaciones que se pueden obtener en ellos.” (p. 207).
[10]
Foucault, M., op. cit., p. 209. Agrega: “Es
un tipo de implantación de los cuerpos en el espacio, de distribución de los
individuos unos en relación con los otros, de organización jerárquica, de
disposición de los centros y de los canales de poder, de definición de sus
instrumentos y de sus modos de intervención, que se puede utilizar en los
hospitales, los talleres, las escuelas, las prisiones. Siempre que se trate de
una multiplicidad de individuos a los que haya que imponer una tarea o una
conducta, podrá ser utilizado el esquema panóptico.”. En síntesis, “el
Panóptico tiene un poder de amplificación; si acondiciona el poder, si quiere
hacerlo más económico y eficaz, no es por el poder en sí, ni por la salvación
inmediata de una sociedad amenazada: se trata de volver más fuertes las fuerzas
sociales – aumentar la producción; desarrollar la economía; difundir la
instrucción; elevar el nivel de la moral pública; hacer crecer y multiplicar.”
(p. 211).
No hay comentarios:
Publicar un comentario