Gino Germani |
Alejandro Blanco es un sociólogo argentino, profesor en la Universidad Nacional de Quilmes. Es autor de Razón y modernidad: Gino Germani y la sociología en la Argentina (Buenos Aires, Sudamericana, 2006). El presente trabajo, una ficha de lectura sin otras pretensiones, comprende los capítulos 4 (La crisis de la razón y el programa de un racionalismo ampliado), 6 (La disputa por el método y el proyecto de una “ciencia unificada”) y 7 (La institucionalización de la “sociología científica”).
Gino Germani (1911-1977) se
propuso crear una sociología científica
en Argentina.[1]
Los dos objetivos principales de
su proyecto teórico fueron:
a] Transferir el método
experimental al campo de las ciencias sociales y convertir así a la sociedad en
un objeto pasible de ser examinado a la luz de un método y un control
experimental. (p. 106).
b] Colocar a las ciencias
sociales en el papel de disciplinas orientadoras de un programa de
reconstrucción racional de la sociedad. (p. 106).
Los principios fundamentales de
su proyecto teórico e institucional fueron planteados en La sociología científica. Apuntes para su fundamentación (1956).
Este trabajo puede ser considerado, según Blanco, como la “carta de
incorporación”[2] de la sociología en el
marco de las ciencias sociales en Argentina.
La creación de una sociología
científica suponía:
è Superar, en el terreno de la
práctica, la dicotomía entre sociología general (basada en un enfoque
culturalista) y sociografía. Esta dicotomía había sido postulada por la
sociología académica argentina, que concebía a la sociología como ciencia de la
cultura, y a la llamada sociografía como fuente de datos para la primera.
Germani proponía, en cambio, la conformación de una sociología definida como
“ciencia empírica-analítica” (p. 169).
è Entrelazar, en el plano de la teoría,
diferentes perspectivas. Todas ellas tenían en común el plantear que “«la
ciencia social» era vista como una empresa opuesta a las perspectivas más
filosóficas o especulativas de ésta.” (p. 171). Germani utilizó centralmente el
neopositivismo, pero también la
tradición cientista norteamericana, que se apoyaba a su vez en las tradiciones
estadounidenses del pragmatismo, el conductismo y el operacionalismo.
è Emprender, también en el plano
de la teoría, la reinterpretación de la obra de Max Weber (1864-1920). Este
autor, interpretado de manera muy variada, era uno de los pilares de la
posición de los profesores de sociología en Argentina en la década de 1940[3].
El proyecto de conformación de la
sociología científica incluyó también:
è La participación activa de Germani
en la reorganización de
La sociología científica de
Germani trabajó: a) la problemática del peronismo[4];
b) la problemática de la modernización y el desarrollo. De este modo, su
proyecto se enlazó con dos de las preocupaciones centrales de la sociedad
argentina del período posterior al golpe de 1955.
Ahora bien, ¿cuáles eran las
características principales de la sociología con que se enfrentó Germani en
Argentina?
Se trataba de una sociología
“académica” de profesores que ocupaban un rol secundario en el sistema
educativo formal; puede decirse que era una sociología “de cátedra”. Su enfoque
era culturalista y defendía una división férrea entre sociología y sociografía.
Existía una fuerte influencia de la sociología alemana (sobre todo, de la
distinción entre ciencias naturales y ciencias sociales). Weber (cuya llegada a
Esta sociología formó parte de
la reacción antipositivista que se verificó en Argentina en la década de 1930[6].
“De acuerdo a la nueva autocomprensión «culturalista» de la sociología, la sociografía, guiada por métodos naturalistas, era concebida como disciplina auxiliar de la sociología; a esta última quedaba reservada la tarea de conocer aquella dimensión de la vida social que, dada su naturaleza eminentemente espiritual, exigía una aproximación en los términos de una comprensión intuitiva. La prioridad asignada al saber de matriz filosófica en el estudio de los asuntos humanos se fundaba en un rechazo al determinismo positivista que – se argumentaba - colocaba la acción de los hombres en un marco demasiado estrecho de inteligibilidad.” (p. 112).
¿Sobre qué bases epistemológicas
construyó Germani su sociología científica?
Ante todo, Blanco aclara que
Germani no propuso una ortodoxia, esto es, no fue estrictamente neopositivista
en la fundamentación epistemológica de su teoría sociológica. Por el contrario,
en Germani se encuentra una colección de fuentes que tenían en común la defensa
de un enfoque empírico y el rechazo de una concepción filosófica de la
sociología.
è Neopositivismo: aporte fundamental para edificar
una sociología científica. Ejes: Rigor formal (validez deductiva), base
empírica del conocimiento científico (verificabilidad de las proposiciones),
búsqueda de un sistema de axiomas capaz de abarcar todo el conocimiento
científico (ciencia unificada) (p. 169). El postulado de la ciencia unificada
era interpretado por Germani en el sentido de que el neopositivismo planteaba
que las ciencias sociales tenían que utilizar los mismos métodos que las
ciencias naturales, con el objeto de garantizar la objetividad del conocimiento[7].
Germani pensaba que el
neopositivismo (como también la neutralidad valorativa weberiana) recaía en una
pura racionalidad instrumental
(medios-fines), en la que los científicos estaban capacitados para indicar,
previo establecimiento por los actores de los fines deseados, cuál era el
camino más económico para llegar a ese fin a partir de los medios disponibles.
Esto era un problema, puesto que la ciencia carecía de una racionalidad final, es decir, de instrumentos capaces de establecer
cuáles fines eran mejores, o cuáles más valiosos al momento de realizar la
elección de los objetivos propuestos[8].
La dificultad residía en que, si la ciencia se limitaba al terreno de lo
legítimamente expresable, como pensaba, por ejemplo, Ludwig Wittgenstein
(1889-1951), el campo de las cuestiones éticas y metafísicas quedaba abandonado
a las filosofías irracionalistas o a la teología.
“Se
advierte así la presencia de una tensión instalada en la estrategia de Germani
de comprometer a las ciencias sociales con las tareas de la planificación en la
medida en que, si por un lado admitía que aquel compromiso limitaba la
intervención práctica de la sociología a una orientación de carácter
instrumental (Weber-Mannheim), por el otro advertía que dicha limitación podía
terminar encerrando a aquélla en lo que hoy llamaríamos (…) en el «círculo
funcional de la racionalidad instrumental». De esta manera, la ciencia quedaba
desconectada de cualquier problematización de los valores o los fines últimos,
cuya consecuencia, todavía más embarazosa, era la de verse al servicio de fines
que escapaban a su dominio y que incluso podían llegar a ser contradictorios
con la existencia de la propia ciencia como actividad racionalmente
organizada.” (p. 124-125).
Blanco sostiene que estas
vacilaciones de Germani al momento de adherir plenamente a una epistemología de
base neopositivista obedecen a una persistencia “de un impulso o residuo de
ilustración en el proyecto de ciencia social ideado por Germani y que venía a
contrariar naturalmente las convicciones más fuertes del programa
neopositivista.” (p. 125).
è Racionalismo: Es el elemento teórico que
crea tensiones y vacilaciones en el seno del proyecto de Germani. Es “un
racionalismo que se rehúsa a conceder a un conocimiento de naturaleza
metafísico, intuitivo, la discusión sobre las causas últimas, tanto como la
voluntad de comprometer a la ciencia en el proyecto de una reforma
práctico-moral de la sociedad.” (p. 125).
è Pragmatismo: Esta era una escuela
filosófica que había tenido una escasa recepción en Argentina. Su principal
exponente era el filósofo John Dewey (1859-1952). “…era esa actitud positiva
hacia la ciencia y los métodos experimentales, tan característica de aquella
tradición, no menos que su confianza en que la «investigación científica
organizada» podría proponer soluciones racionales a la crisis, lo que permitía
a Germani articular una perspectiva a la vez sobre la naturaleza del método de
las ciencias sociales y sobre el papel de éstas en conexión con los problemas
sociales.” (p. 117-118).
En el pragmatismo Germani
encontró tanto una justificación del énfasis puesto en los procedimientos
empíricos en las ciencias sociales (cosa que ya existía en el neopositivismo),
como una fuerte atención en la cuestión de la planificación social. La filosofía pragmatista era partidaria de
“la necesidad de una planificación democrática que permitiría someter a control
las «fuerzas de la producción» y conjugar, simultáneamente, los imperativos de
la organización con los de la libertad.” (p. 118).
La propuesta de Dewey era la
siguiente: admitir
“el
condicionamiento social del conocimiento social en la medida en que la génesis
de sus problemáticas constituía una respuesta a las cuestiones planteadas por
la vida social; pero a diferencia de aquél, el pragmatismo confiaba en que una
extensión de los métodos de las ciencias naturales a los asuntos humanos y
morales estaba en condiciones de superar el relativismo que había puesto en
crisis la objetividad del conocimiento histórico-social. En los términos de
Dewey, la puesta en práctica de los métodos experimentales permitiría a la vez
que plantear un nuevo tipo de objetividad, esta vez de carácter probabilístico,
llevar adelante un programa de reforma moral e intelectual de las costumbres
institucionales destinado a profundizar el proceso de secularización abierto
por el espíritu moderno. En este nuevo contexto, las ciencias sociales estaban
destinadas a cumplir un papel central en dicha reforma.” (p. 118-119).
è Sociología
del conocimiento:
Germani retomó la línea de pensamiento desarrollada por Karl Mannheim
(1893-1947) y la unió con la del pragmatismo, con el objetivo de fundamentar el
papel que daba a la sociología en la tarea de planificación social.
¿De
qué modo reinterpretó Germani la sociología weberiana?
Dada la influencia que tenían la
sociología y la cultura alemanas en
Germani no sólo ajustó cuentas
con las interpretaciones habituales de la sociología weberiana, sino que también
la emprendió con la tradición alemana en general. Según Blanco, Germani pensaba
que “gran parte de la tradición alemana no ofrecía los medios para superar
aquella distinción [entre sociología general y sociografía] y lograr así una
unificación de la teoría y de la investigación empírica.” (p. 179).
Germani llevó adelante dos
operaciones para dejar de lado el enfoque aceptado sobra la sociología de
Weber:
·
“…sustraer
a Weber de ese contexto interpretativo (el de la dicotomía ciencias
naturales/ciencias del espíritu) y colocar su apuesta metodológica en el
contexto de una definición general y única del proceder científico.” (p. 179)
Para Germani, Weber sostenía que
no había diferencias sustanciales entre los métodos de las ciencias naturales y
los de las ciencias sociales: “Weber había mostrado claramente que los «hechos»
que son parte de la experiencia común o de la elaboración científica no son
nunca una representación de la realidad sino una selección de ciertos aspectos,
principio que se aplica tanto a la realidad natural como a la realidad
histórico social. (…) En todo caso (…) la diferencia entre ciencias naturales y
ciencias del espíritu no radicaba en el uso de conceptos generales – uso que en
realidad ambas compartían – sino en la dirección del interés científico, hacia
lo general, en las primeras, hacia lo individual en las segundas.” (p.
180-181).[9]
·
Germani
intentó disociar el método weberiano de la comprensión de “cualquier procedimiento
puramente intuicionista” (p. 181). “En todo caso, lo que pretendía desautorizar
Germani era la asociación de la comprensión con un procedimiento destinado a
captar alguna esencia o fenómeno irreductible a su expresión en un conjunto de
proposiciones empíricamente verificables.” (p. 182).
·
Germani
convidó que el tipo ideal, en tanto
método de comprensión de conexiones objetivas de sentido, no difería en su
fundamentación lógica de los procedimientos empleados por las ciencias
naturales. Según Germani, “el empleo del tipo ideal en la investigación social
no implicaba de ninguna manera un procedimiento distinto del de las ciencias
naturales.” (p. 182).
NOTAS:
[1] Era italiano y había nacido en Roma. Arribó al país en 1934. Permaneció en Argentina hasta 1966, año en que
marchó a EE. UU. para dictar clases en
[2] Una carta de
incorporación es un “documento público destinado a constituir una asociación
formal o grupo corporativo a través de la designación de sus propósitos
distintivos, de sus procedimientos operatorios, de sus recursos disponibles y
de sus objetivos futuros (…) reclamo de una identidad así establecida así como
la exigencia de derechos y privilegios correspondientes al estatus separado de
una corporación.” (p. 168).
[3] Blanco sostiene la interpretación
de la obra de Weber por Germani está en la línea de la llevada adelante por
Talcott Parsons (1902-1979) en La
estructura de la acción social (1937).
[4] Germani confesó
posteriormente que en 1955 fue consultado por el dictador general Aramburu acerca
de la “posibilidad y forma” de organizar una campaña de “desperonizacion”. La
respuesta de Germani fue formulada en su ensayo “La integración de las masas a
la vida política y el totalitarismo” (1956). (p. 190-191).
[5] En pp. 174-178, Blanco
analiza las interpretaciones de Weber realizadas por Raúl Orgaz (1888-1948),
Alfredo Poviña (1904-1986), Renato Treves (1907-1992), Francisco Ayala
(1906-2009) y Ricardo Levene (1885-1959).
[6] Blanco afirma que se trató de una reacción de corte espiritualista
contra la ciencia y su “crudo materialismo”. “Se cuestionaba (…) la pretensión
positivista de transferir métodos que sólo resultaban válidos para analizar el
mundo material al dominio de lo subjetivo que, incuantificable por naturaleza,
debía quedar sometido a un tipo de saber que fuera capaz de poner de relieve la
autonomía de la personalidad.” (p. 109).
[7] Para Germani, “la idea de una ciencia unificada como la de la
extensión del método experimental a las ciencias sociales venía a contrariar,
en principio, el establecimiento de una distinción, interna a la sociología,
entre «ciencia cultural» y «sociografía» que era moneda corriente en el
discurso filosófico y social de entonces.” (p. 117).
[8] Todo este argumento se
desarrolla en pp. 119-125 del texto.
[9] Uno de los reproches que
Germani dirigía a los intérpretes latinoamericanos de Weber era la separación
entre el método de la comprensión y el de la explicación, pues esta escisión
refrendaba la separación entre ciencias naturales y ciencias sociales. Para
Germani era precisamente al revés, y mediante el acercamiento entre explicación
y comprensión, Weber había disminuido la separación entre ciencias naturales y
ciencias sociales.