Dick Geary (n. 1945) es
un historiador inglés, especializado en historia del movimiento obrero europeo
y del marxismo. En 1989 fue el compilador de la colección de trabajos titulada Labour and Socialist Movements in Europe
before 1914 (Berg Publishers). En ella se encuentra el artículo de Geary, “El
socialismo y el movimiento obrero alemán antes de 1914”. La presente ficha de
lectura es un resumen del mencionado artículo, con algunos comentarios de mi
autoría.
NOTICIA
BIBLIOGRÁFICA:
Trabajé con la
traducción española de María Teresa Casado: Geary, D., comp. (1992).
Movimientos obreros y socialistas en Europa, antes de 1914. Madrid: Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social. España. (pp. 149-197).
Abreviaturas:
MO = Movimiento
obrero / PGM = Primera guerra mundial /
SPD = Partido Socialdemócrata Alemán
En 1914 Alemania
tenía el partido socialista más grande del mundo (en rigor, se denominaba
Partido Socialdemócrata Alemán – SPD-) [1], que contaba con un millón de
afiliados que pagaban su cotización mensual y una enorme red de
organizaciones entre sus simpatizantes.
En 1912, las últimas elecciones al Reichstag (Parlamento alemán) antes de la
PGM, el SPD obtuvo cuatro millones de votos, un tercio del total de los
votantes.
En 1914 Alemania
tenía uno de los movimientos sindicales más importante del mundo y se encontraba
estrechamente relacionado con el SPD. Los llamados Sindicatos Libres sumaban
2.6 millones de afiliados (frente a los 19000 que tenían en 1872).
En 1914 Alemania era
el país más industrializado de Europa y el segundo a nivel mundial, detrás de los
EE.UU. La transformación que había experimentado era inmensa, si se tiene en
cuenta que hacia 1860 era un país agrícola. En el período comprendido entre
1875-1914 se produjo un impresionante crecimiento urbano, alimentado por
inmigrantes provenientes del Este de Alemania, que fluían hacia las ciudades
para trabajar en la industria y los servicios. De modo que en 1914, la mitad de
los trabajadores industriales y mineros eran primera generación de obreros;
muchos de ellos apenas conocían el idioma alemán, pues eran polacos o
masurianos. Ello contribuyó a la fragmentación de la clase obrera alemana,
debido a las divisiones étnicas y confesionales.
El crecimiento urbano
generó un enorme problema de vivienda. Las familias obreras vivían hacinadas y,
en los casos en los que era posible, compartían su vivienda con huéspedes (una
manera de aumentar los ingresos familiares). Dada lo exiguo del tamaño de los
hogares, la vida de los trabajadores varones transcurría en la taberna,
verdaderos centros de la vida social de los obreros. En la taberna y en la
costumbre de albergar huéspedes se fueron forjando lazos de solidaridad entre
los obreros de primera generación y las viejas generaciones de trabajadores.
Las pésimas
condiciones de vivienda iban de la mano con las penurias de la vida en la
fábrica: bajos salarios, jornadas laborales muy extensas, accidentes laborales.
En 1914 el SPD era el
partido de los obreros manuales industriales de las grandes ciudades
industriales de la Alemania protestante; su presencia era mucho más débil en
las pequeñas ciudades y pueblos industriales de las provincias.
Al analizar los
orígenes del movimiento obrero alemán, se observa que las organizaciones de
trabajadores surgieron con anterioridad a la industrialización. En 1840
aparecieron organizaciones de artesanos; la revolución de 1848, a pesar de su
derrota, estimuló el proceso de organización de la clase obrera. El desarrollo
experimentado a partir de 1863, año en que comenzó a activar Ferdinand
Lassalle, puede ser considerado una continuación del proceso anterior. Los
trabajadores que participaron en la creación de las organizaciones obreras en
la década de 1860 y principios de la década siguiente pertenecían a los
sectores más calificados y mejor remunerados de la clase trabajadora alemana.
En la década de 1870
surgió un MO más moderno [es decir, centrado en la fábrica mecanizada y no en
el artesanado). Sobre esta base se construyeron el SPD y los sindicatos. Esas
organizaciones se edificaron en torno a los trabajadores calificados. Geary
enfatiza que el SPD agrupaba a los trabajadores calificados. De ahí deriva la
siguiente conclusión: “Esto sugiere que la penuria y la pobreza no bastaban por
sí solas para generar una organización política e industrial colectiva de los
asalariados (…). Los primeros en formar organizaciones estables fueron aquellos
que necesitaban defender su estatus u obtener mejoras, quienes tenían
expectativas, una tradición organizativa y fuerza para negociar en el mercado
laboral.” (p. 160).
Los bajos salarios,
las penosas condiciones fabriles, el pésimo alojamiento no bastan para explicar
la organización ni las luchas del MO. La cronología de las huelgas y las
oleadas de huelgas (conjunto de huelgas que afectaban más o menos simultáneamente
a más de una industria) muestra que éstas se producían en momentos de
crecimiento económico (1869-1873 y 1905-1907) y no en períodos de crisis
(finales de la década de 1870 y principios de la de 1880). Este comportamiento
se explica así: en los períodos de expansión, muchas ramas de producción se
aproximaban al pleno empleo y, en algunos casos, había escasez de fuerza de
trabajo. Esto aumentaba la capacidad de los trabajadores, sobre todo de los
calificados, cuyo saber específico requería un prolongado tiempo de formación.
Por ello eran capaces de llevar adelante huelgas
ofensivas, cuyo objetivo era mejorar los salarios y las condiciones
laborales. En cambio, los trabajadores menos calificado o no calificados
recurrían frecuentemente a las huelgas
defensivas, para evitar despidos o mantener el poder adquisitivo de los
salarios.
La economía alemana
experimentó una expansión continuada en 1896-1914 (interrumpida en 1903-1904 y
1907-1909). Este fue el contexto propicio para que en 1880-1900 se produjera un
aumento sostenido de los salarios, que no se vio disminuido por un período de
relativo estancamiento de los mismos en 1900-1914. En el período previo a la
PGM disminuyó la jornada laboral (aunque se intensificó el ritmo de trabajo, de
manera que aún trabajando menos horas los trabajadores terminaban más agotados
que antes). A esto hay que sumarle las medidas de bienestar social promovidas
por Bismarck y continuadas por sus sucesores (pensiones para la tercera edad,
prestaciones para la enfermedad, etc.), modestas sí, pero que mejoraban la
situación de la clase obrera.
La transformación del
SPD en partido de masas no se correspondió con un aumento de la pobreza, sino
con un mejoramiento del nivel de vida de la clase trabajadora.
Geary alerta sobre el
error de considerar que antes de 1914 existía una clase obrera acomodada. En
1900-1914 los salarios estuvieron por debajo de la inflación; los empresarios
se organizaron mejor para enfrentar las huelgas [2] y las direcciones
sindicales obraron con mayor cautela (esto provocó tensiones entre los dirigentes
y las bases). Había grandes diferencias salariales entre trabajadores
calificados y no calificados; entre ramas de producción y regiones; entre
hombres y mujeres.
La solidaridad de clase entre trabajadores
no calificados y de diversa procedencia (más arriba indicó las diferencias
idiomáticas, confesionales, etc.) se dieron en el vecindario y en la taberna.
La lucha por un alquiler barato, la socialización en la taberna, fueron los
espacios en los que se creó y desarrolló dicha solidaridad (intereses
compartidos en torno a la vivienda y el ocio común). Para superar el
fraccionalismo de la clase era necesaria la intervención activa del partido y
de los sindicatos. El desarraigo motivado por la emigración constituyó un freno
a la organización; fueron los artesanos y trabajadores calificados establecidos
quienes dieron el paso de construir organizaciones sindicales.
Los trabajadores no
calificados constituían el eslabón más débil de la clase obrera alemana. Sus
luchas acompañaban el ciclo económico; en épocas de crisis, sufrían despidos
y/o reducciones de salarios. Su falta de calificación los hacía fácilmente
reemplazables. Padecían las jornadas laborales más largas y disponían de poco
tiempo para organizarse sindical y/o políticamente. Pero la clase trabajadora
alemana era más débil que la inglesa porque la industrialización en Alemania fue
más intensiva en capital; la introducción de una tecnología más moderna reforzó
las posiciones de los empresarios frente a los trabajadores. Además, desde 1879
la industria del Reich estaba protegida de la competencia extranjera.
Los industriales
alemanes supieron encontrar formas de vincular a los obreros a sus empleos y
debilitar la organización sindical. El “paternalismo” empresario consistente en
proveer viviendas, escuelas y clínicas y sistemas de pensiones y seguros por
enfermedad fue una política deliberada de cooptación de los trabajadores. [3] Éstos eran amenazados con perder esos
beneficios (y aún el empleo) si no aceptaban colaborar con las patronales,
hasta el punto de estar obligados a la delación de los compañeros que
realizaban actividades sindicales. Se crearon sindicatos “amarillos” (de
empresa), se elaboraron “listas negras” de activistas. Todas estas medidas
condicionaron la acción de los trabajadores, que se organizaron allí donde
podían hacerlo.
Las mujeres eran el arquetipo del
trabajador no organizado y no calificado. Sin embargo, la organización de
mujeres del SPD contaba con 200 mil afiliadas en 1914. La mayoría de las
afiliadas al SPD eran amas de casa, esposas de artesanos también miembros del
partido. La movilización política de las mujeres comenzó, pues, en el ámbito
hogareño. Las mujeres trabajaban en la agricultura, el servicio doméstico, la
producción agropecuaria y la manufactura textil no calificada: se trabaja de
oficios geográficamente dispersos, lo que dificultaba la organización sindical.
Los salarios eran bajos y las jornadas muy largas. Tenían poca fuerza para
negociar, eran reemplazadas con facilidad, carecían de recursos para sostener una
organización estable. Trabajaban más que sus colegas varones, porque debían
realizar las tareas domésticas además de las de la fábrica. La mayoría de las
mujeres que trabajaban en la fábrica lo hacían porque lo necesitaban, y el
trabajo era una etapa en el camino al matrimonio.
Lo novedoso del MO
alemán fue: a) la rapidez con que ciertos sectores adoptaron una política
independiente de la burguesía (década de 1860); b) el grado de apoyo prestado
al movimiento socialista.
Geary se pregunta por
las causas de la radicalidad del MO alemán, puesto que los trabajadores de Gran
Bretaña y EE.UU encontraron poco atractivo el socialismo en el mismo período.
Descarta la pobreza como factor (más arriba describió la mejora de las
condiciones de vida de la clase obrera en el período que culmina en 1914). Es
discutible el papel de la ideología del partido en la movilización de los
trabajadores. [4] Pero incluso si la ideología socialista hubiera tenido
sentido para la base del SPD [5], hay que explicar las razones de por qué era preferida
a otras opciones como, por ejemplo, el reformismo. Ser socialista en Alemania
implicaba correr el riesgo de ser perseguido.
La radicalización de
la clase obrera alemana se explica por: el papel y las actitudes de la
burguesía alemana, las políticas adoptadas por los empresarios antes los
trabajadores, la naturaleza del Estado imperial antes de 1914. Respecto a la
burguesía alemana, el crecimiento industrial alemán generó el desarrollo de una
nueva clase media (abogados, médicos, ingenieros, periodistas). La clase media
alemana adhirió inicialmente al liberalismo, pero la derrota del movimiento
liberal en 1861-1863 y la política proteccionista adoptada por el gobierno
prusiano, hicieron que la burguesía y los sectores medios apoyaran las
políticas del Estado prusiano (luego alemán). El gobierno agitó la amenaza del “peligro
rojo” y ello aglutinó a la burguesía. El SPD también se benefició, pues
ocasionó la afluencia de nuevos militantes, pero quedó condenado al ostracismo
político. El radicalismo de la clase obrera era producto, en buena medida, del
aislamiento de la clase trabajadora, debido al rechazo de la burguesía a
establecer alianzas con ella (p. 178). Pero también fue consecuencia de las
políticas de la burguesía alemana: la organización de ésta, su capacidad para
organizar cierres patronales de las empresas como medida para enfrentar a las
huelgas, hizo que en el período previo a la PGM los éxitos obreros en la lucha
sindical fuesen escasos. Eso volcó a los trabajadores a la lucha política en
las filas del SPD.
El papel del Estado
fue crucial para la radicalización de los trabajadores. Sobre todo en Prusia,
las leyes electorales quitaban poder al voto obrero. La policía perseguía a los
militantes socialistas y sindicales.
“Los representantes de los
trabajadores quedaron excluidos de la toma de decisiones, tanto a escala
nacional como local. Fue esta exclusión la que generó un movimiento socialista
de masas que exigía un cambio social y económico cualitativo, incluso aunque
algunos de sus miembros no estuvieran muy seguros de lo que ese cambio
significaba en términos concretos.” (p 187).
Al aislamiento
político hay que sumarle la heterogeneidad de la clase obrera alemana. El SPD
tenía su mayor arraigo en las grandes ciudades industriales de la Alemania
protestante (Berlín, Hamburgo, Leipzig), pero no logró ganar, por lo menos
significativamente, a los obreros de las pequeñas ciudades, a los trabajadores
rurales y a los campesinos. [6] Además, una parte de los trabajadores adhería a
sindicatos católicos, liberales y “amarillos”. A eso debe agregarse que una
parte significativa de la clase obrera no estaba sindicalizada. Geary sostiene
que todo esto condicionó al SPD, obligándolo a adoptar una actitud cada vez más
cautelosa, para así poder enfrentar el aislamiento político.
Parque
Avellaneda, viernes 25 de octubre de 2019
NOTAS:
[1] El SPD (Sozialdemokratische Partei Deutschlands)
fue fundado en 1875, producto de la fusión de la Unión General de Trabajadores
Alemanes (creada en 1863 por F. Lassalle) y el partido de Eisenach (creado por
W. Liebknecht y A. Bebel e influido por las ideas de K. Marx). En 1878-1890 sus
actividades fueron prohibidas (salvo la participación en elecciones) como
consecuencia de la ley de excepción contra los socialistas, promovida por el
canciller Bismarck. El partido no dejó de crecer durante las persecuciones y,
además, se radicalizó. La persecución coincidió con la larga depresión económica
de 1878-1896, de modo que los militantes aceptaron la justeza del análisis
marxista respecto a la crisis del capitalismo y el carácter de clase del
Estado. En 1891 se aprobó el nuevo programa del SPD, conocido como “programa de
Erfurt”, que adoptaba las ideas marxistas. En 1914 era el mayor partido
político de Alemania y, a pesar de la infrarrepresentación resultante de las
leyes electorales, contaba con 110 escaños en el Reichstag (Parlamento).
[2] Había altos
niveles de centralización del capital en la industria pesada, la química y la
electrotecnología. Eso facilitó la organización de los empresarios para hacer
frente a la clase trabajadora.
[3] Entre las grandes
empresas que adoptaron esta política estaban las compañías del carbón, el hierro
y el acero (Krupp y Stumm-Halberg), electrotecnología (Siemens), química (BASF).
[4] Entre los
trabajadores organizados, sólo una pequeña minoría se sirvió de las bibliotecas
creadas por el SPD y los sindicatos (en Hamburgo sólo recurrían a ellas el 3%
de los obreros). Los trabajadores que concurrían a estas bibliotecas
consultaban poco los clásicos del marxismo, salvo La mujer y el socialismo, de Bebel; y Las doctrinas económicas de Karl Marx, de Kautsky. Preferían la
literatura profesional (que les permitía instruirse en su oficio), estudios de
biología evolucionista y ficción histórica.
[5] “Resulta
extremadamente difícil saber lo que significaba el marxismo oficial del partido
para los miembros de base.” (p. 188).
[6] “Por encima de
todo, el SPD era en lo fundamental un partido de consumidores urbanos y, por
esta razón, rechazaba cualquier política de protección al campesinado que
supusiera el aumento de los precios de los alimentos.” (p. 196).